EN la familia Artaza la política siempre ha estado muy presente. Son gente comprometida y con vocación de servicio público que se ha entregado en cuerpo y alma a su localidad: Laukiz. Una dedicación que además se ha transmitido de generación en generación, de padre a hijo, puesto que el progenitor del actual regidor Salvador Artaza fue el primer edil de la democracia. Juan Artaza, que en agosto cumplirá 88 años, fue nombrado alcalde tras los primeros comicios democráticos celebrados el 3 de abril de 1979 y por eso será homenajeado este próximo viernes junto a otros regidores en Gernika, en un acto organizado por la Asociación de Municipios Vascos, Eudel, que reconocerá a los primeros ayuntamientos democráticos constituidos hace 40 años tras el final de la dictadura franquista y la aprobación de la Constitución en 1978.
A Juan le tocó ponerse al frente del Ayuntamiento en una época muy convulsa, justo después de la dictadura franquista que pasó una terrible factura a la familia. “Mi abuelo fue fusilado en la Guerra Civil y está enterrado en el Valle de los Caídos”, explica Salvador Artaza, que a sus 63 años el próximo mes de mayo abandonará la política tras dos legislaturas en el Consistorio en el que entró como primer edil en 2011. “Si soy alcalde es porque mi aita me animó, él me dio el empujón definitivo”, reconoce. Afiliado al Partido Nacionalista Vasco desde los 16 años, la política es algo que ha estado siempre sobre la mesa en casa. “Lo he vivido toda la vida”, indica. Su aita, Juan, un “nacionalista de toda la vida”, se quedó huérfano a los cinco años y durante su juventud fue “muy activo”, incluso en los momentos más duros “colaborando en la clandestinidad” con el PNV. “Le tocó ser alcalde cuando la democracia echaba a andar y el sistema estaba muy verde”, prosigue. Por eso, su aita siempre le ha dicho que su mandato (1979-1982) se caracterizó por una forma de hacer política muy rudimentaria. “Tenía que estar todo el día pateándose el monte, de aquí para allá, con un sistema administrativo manual y sin medios”, refleja Salvador. Tanto es así, que no estaba liberado y tuvo que compaginar su trabajo en la cantera con el día a día municipal. “Siempre me dice: ahora tenéis una cantidad de medios que yo no tuve?”, relata. Sin embargo, eso no le impidió llevar a cabo proyectos estratégicos para el municipio. “Impulsó la construcción del frontón”, apunta orgulloso. Por eso cuando al actual primer edil le propusieron ser candidato a la Alcaldía lo primero que hizo fue contactar con su padre. “Hablé con él lo primero. En aquel momento no quería esa responsabilidad y me dijo: en peor época que tú lo he llevado yo. Sin su empujón no lo hubiera logrado”, reconoce. De este modo, cuando Salvador recogió tres décadas después la makila supuso la transmisión de un legado. Un motivo de “orgullo” para Juan que este viernes acudirá a Gernika de la mano de su hijo. “Será un momento especial porque no creo que haya muchos casos de alcaldes que sus padres fuesen regidores al inicio de la democracia”, concluye Salvador.
Homenaje Este viernes, Eudel ha hecho coincidir su asamblea general, la última de la legislatura, con la conmemoración de una fecha histórica y de gran carga simbólica para los ayuntamientos vascos. En las elecciones municipales celebradas el 3 de abril de 1979, tras un largo periodo de dictadura, salieron elegidos los alcaldes y alcaldesas que pusieron en marcha los primeros ayuntamientos de la democracia. De este modo, se rendirá tributo a los 224 hombres y cuatro mujeres que “asumieron el compromiso de ponerse al servicio de sus municipios, construyendo los nuevos cimientos de las instituciones más cercanas a los ciudadanos y las ciudadanas”, destacan desde Eudel. Así, una representación de alcaldes y alcaldesas del 79 y actuales intercambiarán sus respectivas vivencias y coyunturas, formulando consejos o deseos para sus sucesores en la nueva legislatura. Bajo el lema Makila, eskuz esku, 40 urtez, el hilo conductor del homenaje será “el legado de la makila”, transmitida “de mano en mano”, como símbolo del compromiso contraído con la ciudadanía, y como “compañera de viaje” en la mejora continua y el desarrollo sostenible de pueblos y ciudades.