TRES horas de tranquilo recorrido con cuatro paradas estratégicas para dar a conocer el origen de Ugao-Miraballes y viajar, más allá de sus fronteras territoriales, a otras localizaciones con ese mismo nombre. Es la curiosa ruta guiada que ofreció ayer el investigador local y etnógrafo de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, Iñaki García Uribe, y que arrancó a las 10.30 horas desde Herriaren Enparantza con una breve explicación sobre la voz Ugao “una deformación fonética de las palabras en euskera ur y aho que significa boca de agua”, precisó ante los asistentes.

Sin embargo, la razón por la que en la Carta Puebla de su fundación, firmada en 1375, aparece como Villanueva de Miraballes es todo un misterio. “Desde aquí no se ve ningún valle, nosotros somos el valle”, afirmó Uribe para, a continuación, exponer su tesis personal. “Es muy posible que el infante Don Juan, Señor de Vizcaya y futuro rey de Castilla, no aceptara la denominación en euskera y su escribano, que seguramente nunca había estado aquí, optó por una voz de recurso que se utiliza cuando no sabes qué poner”. Tan recurrente es ese nombre que “hay centenares por el mundo” y su afán investigador le hizo hace dos años “empezar a buscar otros lugares con esa designación”.

La primera parada en el recorrido de ayer fue la curva de la carretera de Saldarian, punto elegido para hablar del Santuario Mariano de Nuestra Señora de Miravalles, ubicado en el municipio Soto de Aller (Asturias), “y el segundo en importancia de mi lista después de esta villa”, señaló. Está emplazado en la campa de Miravalles “un embudo gigante, como dos campos de fútbol de tamaño” y que se erigió “hace 160 años, aunque hubo uno ocho siglos antes” en honor a la Virgen de Miravalles. “Su imagen tiene unos 80 centímetros de altura, está tallada en piedra y se muestra dando de mamar al Niño, con un seno al aire”. Fue realizada en 1350, “por lo que tiene solo 35 años menos que nuestra Virgen de Udiarraga” y comparten fecha de festividad ya que los fieles de ambas localidades, la vizcaina y la asturiana, les rinden culto el 8 de septiembre. “Por su antigüedad y por su relación con la población, la voz Miravalles suena por lo menos desde hace 900 años en esa zona de Asturias. De ahí, que para mí sea la segunda en importancia de toda mi investigación”, aseveró el etnógrafo ugaotarra.

El segundo alto en el camino fue frente al Puente Usila donde Iñaki García Uribe habló del Pico Miravalles, de 1.966 metros de altitud y situado en el Puerto Ancares, de León. Desde su cumbre se divisan 6 valles “y cuenta una leyenda que allí se sentaban los reyes de Asturias, Galicia y Castilla a dirimir sus diferencias”.

También enumeró los Miravalles hallados en Navarra “donde he recopilado la mayor colección de subtopónimos con esta voz, un total de 26 de los que 13 son importantes y los otros 13 algo menos”. Entre los más destacados mencionó el colegio Miravalles El Redin, en Cizur Menor, una pequeña tienda que había en Burlada, una antigua granja de vacas de Badostain, los equipos de baloncesto y voleibol femenino de Noain o un restaurante en Olloqui. Pero el más destacado, y tercero en importancia en su listado, es el Monte de San Miguel de Miravalles, situado al norte de la localidad de Huarte. “En la cima hubo un castillo medieval, después una ermita dedicada al arcángel San Miguel que fue derruida y reconvertida en un fuerte”.

Los Miraballes de Gipuzkoa El recorrido continuó hacia la zona alta del cementerio, un plácido otero de la villa que Iñaki García Uribe eligió para dar a conocer los 9 Miraballes -todos con b- encontrados a lo largo y ancho de Gipuzkoa “y que visité el pasado 20 de agosto junto a otros dos buenos compañeros de Aranzadi que me ayudaron a localizarlos”. Se trata, en concreto, de caseríos con ese nombre ubicados en Elgeta, Arrasate, Itsaso, Zumaia o en el monte Santa Bárbara de Urnieta.

Mención especial dedicó a la Miraballes etxea de Ataun “emplazada en plena plaza y que fue posada con gasolinera” y a la campa guipuzcoana con esa denominación ubicada en Amezketa mientras que en Donostia “había una sidrería llamada Miraballes en el barrio de Martutene y un baserri ya demolido en el de Altza que, por amortización del nombre, se había ido trasformando en el nombre Milles, apodo deportivo que adoptó un pelotari de allí”.

Son solo una pequeña selección de la particular colección de Miraballes-Miravalles que, poco a poco, va acopiando Iñaki García Uribe y que se extiende hasta otros muchos otros puntos del Estado e incluso allende los mares en lugares como Chile o Costa Rica. La singular visita guiada se cerró en la Fuente de los Tres Caños, “origen de la voz Ugao porque era el principal manantial del que se surtía la villa, donde se daba de beber a los animales que portaban las mercancías por el antiguo Camino Real y alrededor se encontraban los herreros que calzaban los caballos o las fondas donde se hospedaban los mercaderes”, explicó.

Y en ese emblemático punto anunció su intención de organizar, para finales de año, una segunda ruta para dar a conocer los otros nombres de Ugao que ha localizado de manera paralela a su investigación sobre Miraballes. “Son muchos menos, tan solo 6, pero merecen un capítulo aparte con una salida similar a esta”.