EN su libro semibiográfico, Vivir para contarla, Gabriel García Márquez aseguraba que la vida no es lo que uno vivió, sino lo que recuerda, y cómo la recuerda para contarla. No hay árboles suficientes sobre la faz de la tierra para extraer el papel necesario que recoja la larga vida del comercio en Bilbao, una costumbre que se remonta al confín de los tiempos y que está trufada de avatares, aventuras, penurias, desgracias y alegrías sin fin. Al fin y al cabo, Comercio es uno de los ocho apellidos que distinguen a la ciudad en los setecientos años largos de vida que gasta. El comercio forma parte de la ecología de Bilbao, no cabe duda.

Al hilo de esa realidad nació, hace ahora una década, la asociación BilbaoCentro. No es fácil describirla, porque durante estos diez años no ha parado quieta en la cuna. Han organizado mil y un iniciativas y han movido el esqueleto todo cuanto pudieron para que el motor de la ciudad no se gripase jamás. Tiendas familiares -esas de toda la vida, ya saben...-, firmas locales, nacionales e internacionales, grandes almacenes, hoteles testigos del peregrinaje por la ciudad, de negocios cerrados y de citas clandestinas... ¡Todo un mundo se define en el centro de Bilbao! No por nada, los números hablan alto y claro: 1.800 tiendas y 800 locales de hostelería ubicados en Indautxu y Abando generan cerca del 40% del empleo del comercio local y facturan el 35% del negocio. Algunas de ellas formarán parte de nuestra vida que contar, son aquello que se recuerda.

Ayer, cuando BilbaoCentro sopló las velas de su tarta para celebrar diez años de vida, con su presidente Sergio Etxebarria, el gerente Jorge Aio y la directora artística, Olga Zulueta al frente de la emotiva noche vivida en la Sociedad Bilbaina, se celebra, también, la hermosa resistencia que prestan a esta crisis que tanto desgasta. No hubo un mohín ni una mala cara. Todo fueron sonrisas y alegrías salvo, quizás, cuando se recordaron las figuras de Celia Delgado, Iñaki Azkuna y Anabella Domínguez, que ya no están. Fue la única concesión a la melancolía si no se tiene en cuenta el corazón de los melómanos que se sobrecogió cuando The Groovies regaló a la asociación una canción, BilbaoCentro is magic, versionada de un gran éxito de Queen, A Kind Of Magic. ¿El comercio es magia...? Sí, claro que sí.

Nunca se vieron tantos ni tan juntos. El comercio del corazón de la villa se congregó alrededor de la hoguera para contarse, entre sí, viejos cuentos e historias, mientras Sol Maguna y Justi Larrinaga le daban a la noche ritmos de rock. A la cita no faltaron José Luis Sabas, teniente alcalde del Ayuntamiento de Bilbao; Itziar Epalza, viceconsejera de Comercio y Turismo del Gobierno Vasco y Marta Ajuria, concejal de comercio del Ayuntamiento. Asistieron, además, Gabino Martínez de Arenaza, Itziar Urtasun, Mariano Gómez, Oihane Agirregoitia, Sabin Anuzita, Beatriz Marcos, Aitziber Ibaibarriaga y Pilar Muerza; Jon Andoni Zárate, director de Comercio del Gobierno vasco, Marcos Muro, Mercedes Rodríguez, María Loizaga, María Delgado, Arantza Matías, Juan Carlos Ercoreca, Enrique Thate, Isidro Elezgarai, Julio Alegría,, Alejandro Prieto, Isabel y María Elorriaga, Blanca Uriarte, José María Amantes; Manu Iturregi, vestido de gala con el kilt escocés, al igual que Koldo Gómez, alquimista de El Txoko de Gabi (en el pub Residence organizó un fiesta escocesa por todo lo alto...), Pedro Campo, Jon Aldeiturriaga, Montxu Martínez, Julia Diéguez y gente del comercio de otras latitudes.

No hubo ni una sola contraprogramación. Quiere decirse que se saludaron todos entre sí, incluso quienes compiten a ras de suelo, en la calle. Entre los presentes se encontraban Vicky Martínez, Adolfo Lorente, Jesús Mari Platón, Susana Tierra, César Sanz, Jon Intxaurraga, Guillermo Bustamante, Lucilene Urkiza, mujer de nombre cautivador; Alex Oviedo, los caricaturistas y dibujantes Asier Sanz y Javier Gamboa, Asís Martón, Manu Colás, José Pereda, Borja Elorza, Judith Rojas, Aida Aguirre, Saloa López, Beatriz Marcos, Julia Blanco, presidenta de la Asociación de Cáncer de Mama de Bizkaia (Acambi), Isabel Bengoa, Asis Martín y así toda una legión de nombres propios del comercio de Bilbao que no se esconden ni tienen por qué. Serán felices unos días y preocupados otros, cómo no. Pero ellos son y se sienten herederos de una larga, muy larga tradición. Sin ellos, sin el comercio, Bilbao sería otro. Peor.