AITOR tenía 16 años. Era el día de Nochevieja y aprovechó que estaba toda la familia reunida en casa de sus aitites para anunciarles: "Después de la cena os voy a hacer magia". Así fue. Les animó la velada con varios juegos que había aprendido gracias a los libros de magia que le había llevado Olen-tzero. Hoy, con 32 años y convertido en un mago profesional, reconoce que "esa noche estaba nerviosísimo". Después han venido muchas más. Pero lo curioso de la historia de Aitor no es cómo empezó sino la trayectoria que ha seguido hasta transformase en el Mago Tor. Mejor dicho, la apuesta que ha hecho y el cambio de rumbo que ha dado a su vida laboral. Aitor ha renunciado a un puesto de trabajo fijo como ingeniero en la prestigiosa empresa Sener para dedicarse a la magia. "Es un poco locura", confiesa, "pero creo que tengo posibilidades de ganarme la vida".

A Aitor le gusta el mundo de la prestidigitación y el ilusionismo desde que era un niño. Quien verdaderamente determinó su afición por la magia fue su aitite. "No era mago, pero hacía cositas con las cartas", dice. A Aitor le encantaba verle cómo manejaba los naipes, pero lo que más le gustaba era "cuando me explicaba los trucos". El gusanillo por la magia se intensificó cuando tenía 16 años. Fue por culpa de unos especiales de televisión en los que actuó, entre otros, David Copperfield. Tras ver aquello se convenció: "Esto me gusta". Así que ese mismo año pidió por Navidad libros de magia. Reconoce que a su ama le provocó una cierta inquietud porque "en la sección de magia de las librerías también estaban los libros de quiromancia y echadoras de cartas", dice, "con lo cual yo creo que pensó: ¡Dónde se va a meter este!".

Se metió de lleno en lo que quería, en el mundo de la magia. Y lo hizo con la ayuda de esos libros y de los contactos que fue haciendo en Getxo y Bilbao. "Descubrí que había gente que tenía la misma ilusión que yo por la magia". Así que le fue fácil integrarse en un grupo de jóvenes magos que se reunían habitualmente en un bar de Las Arenas. Allí, el dueño, al verles, les ofreció actuar. Y allí tuvo lugar su bautismo como mago con "público real". Tenía 17 años y "muchas ganas" de convertirse en mago, pero nunca se olvidó de los estudios. Aitor sabía que a esa edad lo prioritario era cursar una carrera universitaria. Eligió Ingeniería Industrial en San Mamés.

Bolos Así que comenzó a compaginar el dibujo, la física y el álgebra con las actuaciones de magia. Uno de los primeros bolos que recuerda fue en Artea, en Arratia. "Conocí en un campamento a un chico que me dijo que por qué no iba a actuar a las fiestas de su pueblo", cuenta. Y allí se presentó. "El cambio fue muy brusco porque no es lo mismo hacer un par de juegos en un bar que actuar durante una hora... y ante niños". Pero pasó el examen. A partir de ese momento le fueron saliendo actuaciones.

El punto clave de su incipiente carrera como mago fue cuando empezaron a llamarle de empresas de eventos y espectáculos. Su otra carrera, la universitaria, iba en paralelo. Cada vez le suponía un mayor esfuerzo porque "en la época de exámenes era cuando más actuaciones me salían". Pero también cumplió. Acabó y tuvo la "suerte" de entrar de becario en el departamento de Ingeniería Espacial en Sener. Algo debió hacer bien en la empresa porque, una vez terminado el proyecto, le ofrecieron un contrato de prácticas y, posteriormente, otro indefinido. Durante ese tiempo, que llegaron a ser cuatro años, Aitor compaginó con mucho esfuerzo el trabajo con la magia, pero llegó un momento en que dijo: "Las dos cosas a la vez no puede ser". Entonces reflexionó: "Soy joven, me gusta la magia, tengo contratos, ¿por qué no me dedico solo a ello? Así que lo planteó en casa y en la empresa. Su aita le sorprendió al decirle: "Sabía que algún día me ibas a decir algo de esto". Su ama le dijo: "Cómo vas a dejar eso, que es más seguro". Pero lo dos lo entendieron. En la empresa no lo comprendieron y le aconsejaron que pidiera una excedencia; dos años que finalizan el 7 de julio. Ya tiene la decisión tomada. "He visto que tengo posibilidades de ganarme la vida", dice. Así que seguirá siendo el Mago Tor y no el ingeniero Aitor.