Getxo

entre las rimas y el pegadizo ritmo del hip-hop se esconde mucho más que letras acompasadas que expresan sentimientos, ideas, sueños y realidades. Este estilo musical es una forma de ver y vivir la vida y así lo demuestra el rapero madrileño Domingo Antonio Edjang Moreno, más conocido como El Chojín, quien impartió el jueves en el centro Utopian de Getxo, una clase de creación de hip-hop con la lucha contra el racismo como telón de fondo. Esta actividad organizada con motivo del Día Internacional de las Personas Migrantes, reunió a 35 personas.

"Este estilo de música es una forma de vida en el que la igualdad y el respeto va implícita. En este entorno, el racismo es impensable", señaló este rapero con raíces ecuatoriano-guineanas. Por desgracia, no es así en otros ámbitos de la vida y El Chojín lo sabe muy bien, pues ha padecido el racismo en sus propias carnes. "Hay veces que te miran diferente, que en una tienda te vigilan porque creen que vas a robar, que una señora acelera para no coincidir contigo... Eso es racismo y es contra lo que debemos luchar". Por eso, hace trece años inició estos talleres itinerantes. "La gente viene a esta actividad con muchas ganas y eso es muy bonito y gratificante", aseguró El Chojín, quien el pasado jueves hizo de maestro de 35 personas.

Unos tenían conocimientos previos de hip-hop, otros se enfrentaban por primera vez al reto de rapear... Pero todos estaban unidos para pasar un buen día y trabajando frente al racismo. El taller se dividió en dos partes: teórica y práctica. La teoría se desarrolló a la mañana. Allí, en base a un ritmo creado por El Chojín, los alumnos iban dando vida a su composición. Janire Ruiz estaba ilusionada y emocionada. "Me está gustando mucho el taller. Es precioso estar aquí trabajando con El Chojín porque nos transmite mucha ilusión, es un apasionado de lo que hace", explicó esta joven getxotarra de 17 años, que profesa una gran admiración al rapero madrileño.

La ilusión y el trabajo iban dando origen a temas que iban a interpretarse a la tarde. Con mayor o menor destreza, todos iban creando rimas que querían dejar bien claro que no ha de haber distinciones por tener un color de piel u otro. "La cuestión del racismo es algo en lo que aún tenemos que trabajar mucho como sociedad", indicó Beatriz Hernández, una joven de 29 años que se acercaba por primera vez al mundo del hip-hop. "Me está gustando mucho. Es una forma de expresión muy pura, muy directa y que te da la libertad de decir muchas cosas", remarcó Beatriz.

Así, a la tarde, el público y los propios participantes en este taller pudieron ver el resultado del trabajo de la mañana. Fue el momento de interpretar los temas que se habían escrito en la sesión matutina. Con diferentes ritmos y palabras muy variadas, el mensaje fue claro, contundente, directo y unánime y es que la xenofobia y la desigualdad no tienen cabida en esta sociedad.