Galdakao
Los locales municipales de Bekea acogen desde hace cuatro años a la asociación Trintxa Zurlanketa elkartea. Formada por un grupo de vecinos de Galdakao de 28 miembros, se dedica a explorar el arte de tallar la madera para confeccionar con ella piezas únicas que decoran las casas de los artistas y las de sus amigos y familiares. Entre sus componentes hay artistas con un pasado de trabajos manuales. Otros, por el contrario, están haciendo ahora sus primeros pinitos en este creativo mundo. A pesar de las diferencias en cuanto a experiencia se refiere, todos acuden a las sesiones de talla con la ilusión del primer día. "Es muy relajante, yo que normalmente no tengo paciencia, aquí gano mucha. Se me pasan las horas volando. Se me olvida hasta comer", reconoce Agustina González.
La aventura de este grupo, presidido por César Martín, comenzó a partir de un curso de talla de madera que impartía el Ayuntamiento. A él se apuntaron muchos de los miembros de la actual asociación que se fundó para poder seguir reuniéndose y haciendo lo que más les gusta a pesar del final del taller municipal. Como no cuentan con monitor, los artistas más curtidos ayudan a los demás a salir de los apuros con los que se encuentran durante el proceso de creación.
Entre los talladores más diestros se destaca Ángel Díaz. Este galdakarra lleva años moldeando la madera y el hierro. "Fui calderero tasador. Cuando me jubilé, necesitaba seguir trabajando el hierro", reconoce. Entre sus obras, se encuentran versiones del Puente Colgante de Portugalete o la Cruz del Gorbea. Un barco antiguo con sus velas hondeando al viento es muestra de la paciencia del artesano. "Hay trabajos, como el del puente, que me han llevado un año", confiesa.
Entre los fieles a este grupo está Juan Mari Abril. Este vecino ha sido una de la últimas incorporaciones del taller ya que solo lleva un año trabajando con el cincel. Tras estos doce meses ya se atreve a sacar de la madera el escudo del Athletic y mozoilos galdakarras de diversa índole. "Quería empezar a buscar uno de esos oficios de jubilado y encontré este. La verdad es que te engancha", asegura.
"Yo de mayor quería ser carpintera, como lo era mi padre. Y mira, por lo menos estoy en contacto con la madera", afirma Mariví Olabarrieta, otra socia de Trintxa Zurlanketa que, aunque últimamente no puede pasar mucho tiempo dedicada a su hobby por destinar todo su tiempo a su hija, destaca "el buen ambiente" que se vive en el taller de madera. El grupo se reúne cada martes y jueves de 16.00 a 18.00 horas. A estas sesiones suelen acudir entre diez y catorce personas. "Nos vamos intercambiando. A veces podemos ir unos, otras veces otros, aunque muchos estamos ya jubilados, hay gente que trabaja, o te requieren los nietos, etc.", comentan.
Cajas y cofres de todos los tamaños y labrados hasta el extremo, ramos de flores, espejos, bancos, muebles, percheros, cuadros con imágenes rústicas, escudos familiares... Entre las obras terminadas se pueden encontrar casi todas las formas que se le puede dar a los trozos de madera que compran en almacenes de Erletxes o Barakaldo.
Además de los objetos más habituales, el fruto de su trabajo ha dejado artículos de lo más curioso como el dedalero. Se trata de una invención de Ángel y consiste en una pirámide rematada en punta con diferentes compartimentos para colocar y exponer los dedales.
Entre las tallas, tampoco falta el homenaje al club de fútbol local, realizado por el mismo artista. "El año que viene es el centenario del CD Galdakao. Quiero hacerles entrega de este detalle en alguno de los actos que celebren", avanza su creador. Otro de los artículos más recurrentes son los relojes. A darles forma y sacar adelante "alguno mal hecho" se dedica Amalio León, un jubilado que, lejos de quedarse en casa mano sobre mano, además de a la madera se dedica a trabajar el cuero. A partir de este material ha fabricado bolsos, carteras y hasta una cala, "la flor, no la playa", puntualiza.