Bilbao
POCOS elementos se asoman en las dos márgenes de la ría de Bilbao que reflejen el pasado industrial que marcó la villa. La ciudad del titanio, del metro... del siglo XXI... fue antes puerto y ciudad industrial con amplios espacios portuarios de carga y descarga. Pero ese pasado, a pesar de la impresionante transformación que ha experimentado la capital vizcaina, no se resiste a desaparecer. Ejemplo de ello es la zona de Punta Zorrotza en la que todavía sus vecinos se niegan a que de un plumazo trasladen la última grúa estiba de ese lugar. Todavía hace pocos meses volvió a estar activa y realizó trabajos de carga y descarga. Pero la actividad industrial casi ha desaparecido. El último reducto industrial sucumbe a la nueva realidad y aguarda su destino, pero al parecer lejos de Zorrotza. Sin embargo, los vecinos no quieren perder el último símbolo industrial y, desde hace meses, intentan salvar esa estructura. "Hemos oído que la quieren trasladar al puerto de Santurtzi, pero no sabemos qué va a ser de ella. Algunas de las grúas se han convertido en chatarra", apunta Iñaki Llano, de la asociación vecinal de Basurto.
En Zorrotza llegaron a estar activas a la vez hasta ocho grúas de estiba. Pero, poco a poco, la fotografía fue cambiando y las estructuras, desmontándose; la última, en octubre de 2012. "Es parte de la historia de Bilbao. Con su desaparición perderíamos parte del pasado", se lamenta Llano.
Los vecinos de Zorrotza han hablado con los responsables del Área de Obras y Servicios para pedirles que conserven esta grúa. "La Karola es de construcción naval, pero la última que queda en Zorrotza es de estiba, de carga y descarga. No me gustaría quedarme con la foto en la mente. Sabemos que estamos en crisis, pero el mantenimiento no sería demasiado, con pintarla cada veinte años sería suficiente", apunta.
Sin lugar a dudas, esa esencia industrial que todavía se siente, se percibe y se ve en el barrio de Zorro-tza sigue despertando el interés de directores de cine. "Es una zona atractiva que enriquece a Bilbao y que le da un toque especial. Son las dos caras, el pasado y el presente", explica los vecinos del barrio.
Pero todavía nadie conoce su futuro. Sus dueños -Servicio Logístico Portuarios- barajan trasladarla al superpuerto, alquilarla o enviarla directamente al desguace. El barrio la reclama en su paisaje para dejar en herencia de lo que hoy forma parte de su memoria colectiva.