Bilbao - En su despacho de la Facultad de Medicina y Enfermería de la UPV/EHU, José Vicente Lafuente, vicedecano de Grados y Ordenación Académica, vive en un puro ¡ay! No padece enfermedad alguna, no se alarmen sus allegados. El quid de la cuestión, las décimas de fiebre si se puede decir así, provienen de los tejemanejes propios de este año, cuando la Facultad en la que se maneja cumple cincuenta años de vida. A él le cabe el encargo de organizar una serie de seminarios desde los que proyectar haces de luz desde la supernova Investigación, rayos de conocimiento científico, ondas del poder de la ciencia del siglo XXI. Todo ello para conmemorar que hace ahora cincuenta años...

-...se autorizaron los estudios de Medicina en la Universidad Autónoma de Bilbao, así que se produce un fenómeno curioso: cuando la Universidad del País Vasco tiene 45 años de vida, la Facultad de Medicina es más vieja. Tiene ya medio siglo de vida aunque Bilbao reivindicaba algo así ya desde comienzos del siglo XX.

¿Está equilibrada la oferta de la universidad de hoy con las demandas sanitarias de la sociedad?

-En los últimos años se ha regulado mucho y hay un acuerdo para que las plazas MIR sean las que se ofertan.

Sin embargo, algunas voces alertan de posibles peligros: faltarán médicos en especialidades más pronto que tarde.

-La ratio de médico y especialidad es adecuada, el problema es la distribución. La persona se forma en lo que le interesa y es verdad que cuesta más llegar a sitios remotos o en según qué especialidades. Digamos que la estadística soluciona el problema para la política pero no en según qué ambulatorios.

¿Qué peso concede a la vocación?

-Tan importante como el conocimiento es conocerse a uno mismo: cómo sobrellevas el sufrimiento de un niño, qué habilidades manuales tienes, qué capacidad de decisión rápida o si necesitas toda la información... Tan importante es saber elegir como saber descartar.

¿Y quién elige la carrera: los progenitores o las personas que van a estudiar?

-Quiero pensar que los segundos. Es verdad que vienen muchos padres, pero supongo que querrán que sus hijos sean felices, estudien lo que estudien. Y hay que valorar algo más.

¿Qué?

-En Segundo de Bachiller mucha gente tiene ya incluso 18 años, así que el hijo debería incluso autorizar a los padres a mirar sus notas.

Y sin embargo flota cierta incertidumbre en sus palabras...

-La excelencia es atractiva y si uno elige Medicina ya manda un mensaje a la sociedad por aquello de los numerus clausus: yo soy un elegido. Si tienes un currículum brillante y eliges, qué sé yo, Filosofía, enseguida te preguntan: ¿Cómo vas a estudiar eso con tus notas?

¿Falta empatía humana en una sanidad, en una sociedad tan ‘electrodomesticada’?

-Es algo en lo que se insistimos en la Facultad. Lo que ocurre es que a veces lo tienen tan presente que parece robotizado, no natural. Como tantas veces pasa vas mejorando con el paso del tiempo, con el prueba-error.

El doctor Google es el enemigo público número 1 del...

-...paciente. Es humano tener curiosidad pero hay que ir siempre a fuentes fiables, a portales seguros. Y surge otro problema paralelo a este.

¿Cuál?

-El libro es fuente contrastada y apenas se compran. Y tampoco para el médico es rentable escribirlo.