Bilbao. Desde Sortzen abordan la violencia que se ejerce contra las mujeres en un sentido amplio, no de forma restrictiva a la sufrida por la pareja o expareja. Norma Vázquez se introdujo en este tema en 1985 en su México natal. Posteriormente trabajó en esta área en El Salvador entre 1992-98 hasta que se asentó en Euskadi.

Hay muchas formas de violencia que se ejercen contra las mujeres que no se identifican. ¿Es así?

Sí. Desde el acoso callejero que se da solo por la noche y en lugares lejanos donde cercan a las chicas, hasta el que puede ser más molesto que se produce en los espacios nocturnos de ocio, donde el baboseo es mucho mayor con el pretexto del alcohol. Este acoso supera los niveles de tolerancia; a muchas jóvenes que van a divertirse les amargan la noche.

¿Esta violencia es un problema de toda la sociedad?

Partimos de la idea de que no es un problema de las mujeres; es de los hombres pero afecta a las mujeres. Es un problema también de la sociedad en la medida en que lo tolera, legitima e incluso hasta alaba modelos violentos. Se fomenta que los hombres más atractivos estén en el límite de la fuerza violenta; en este sentido, no se trata solo de que la mujer está sufriendo este tipo de agresión, se trata de que toda la sociedad tiene que ver a la hora de tejer un imaginario, una forma de entender la violencia de las mujeres.

¿Le preocupa que maltratadores y maltratadas sean cada vez más jóvenes?

Es preocupante, pero no nos debemos sorprender tanto porque no se ha hecho nada por cambiar los patrones de relación. Se realizan cosas para apoyar a las mujeres que sufren violencia, son las políticas públicas de apoyo a las mujeres cuando ya han sufrido violencia. Sin embargo, la prevención, sobre todo cuando no tiene que ver con las denuncias, sino entendida como la construcción de otros modelos de relación entre hombres-mujeres no existe. No hay más que ver cómo se educa a los chicos para que sean violentos.

¿Cómo construir otros modelos de relación hombres-mujeres?

Es un trabajo a muchas bandas en el que tendrían que estar implicadas las instituciones, la sociedad y sus distintos componentes, el tejido asociativo, los vecindarios, los medios de comunicación. Si hasta hace dos días el modelo imperante de héroe era un hombre violento, no nos podemos después quejar de que los jóvenes manifiesten mucha violencia entre ellos o con las chicas. Las chicas además de salir al mundo público, que es lo que no hacíamos hace 40 años, tienen que seguir haciéndose cargo de la relación, de los hijos, los padres... A mí me parece un poco hipócrita el mensaje alarmista de que los jóvenes siguen viviendo en la violencia. ¡Pues claro! porque no se ha cuestionado el modelo y las políticas públicas se han limitado a poner servicios, a denunciar y a horrorizarse ante las formas más extremas de violencia. No tenemos por qué exagerar la alarma social cuando se trata de los jóvenes.

¿Qué pide para el 25 de noviembre?

Reivindicaría unos servicios más integrales que no solo se presten tras la denuncia policial de las mujeres. Demandaría con todas mis fuerzas una comprensión más social que policial y judicial del problema de la violencia. Reivindicaría unas políticas y una conciencia social que no hagan recaer en las víctimas y en las mujeres las tareas de terminar con la violencia, e involucraría a los hombres, porque es un problema generado por los hombres que padecen las mujeres.