La familia de Santi Santamaría lucha por sus tres estrellas
Su hija Regina afronta con los pies en la tierra el futuro de Can Fabes, templo de la gastronomía
Sant Celoni (Barcelona). Ocho meses después de la inesperada muerte del cocinero Santi Santamaría, su hija Regina, ahora al frente del negocio, sabe que el buque insignia de la familia, Can Fabes, podría perder este año una de sus 3 estrellas Michelin. "Trabajaremos para recuperarla" si eso sucediese, asegura. "Si nos quitan la estrella es razonable, se dice que la tercera es la del cocinero y las estrellas no se quitan, se renuevan cada año", subraya. "El cocinero, que era Santi, ya no está, podría pasar que nos la quitaran pero si ocurre, pues a trabajar con muchísima fuerza para demostrar que el año que viene nos la volvemos a merecer y que la casa lo sigue valiendo", añade.
Tras la muerte de su padre, esta joven de 26 años ha tomado el timón del barco familiar mano a mano con el cocinero Xavier Pellicer para afrontar "con muchísima fuerza, ganas e ilusión" una nueva etapa en el primer restaurante de Cataluña que logró la tercera estrella de la guía roja (1994). Porque para Regina Santamaría, El Racó de Can Fabes, en Sant Celoni, es su hogar, el lugar donde se han criado al menos tres generaciones de su familia, y ante todo la casa de su carismático padre, aunque aclare que "del pasado no se puede vivir" y, por ello, apueste por la innovación.
"Xavi es un cocinero magnífico y ahora le toca demostrar que en Can Fabes se hace su cocina. Somos un equipo muy joven y podemos dar un espíritu de continuidad a esta casa. Defendemos el producto y la tierra pero con esto también se puede evolucionar muchísimo", apunta. Entre las últimas innovaciones en el restaurante, el empleo de verduras biodinámicas cultivadas sin ningún tipo de pesticida y siguiendo los ciclos naturales, además de un menú homenaje a Santi en el que figuran algunos de sus platos más emblemáticos, como el ravioli de gambas.
Regina Santamaría recuerda que era su padre quien siempre cocinaba en casa y a ella le dejaba "poner la sal". Al crecer quiso trabajar con él pero a distancia (se marchó a gestionar el restaurante de Singapur), ya que sus personalidades eran demasiado parecidas y habría habido conflicto. "Le dije: 'A tu lado no, porque nos vamos a matar', siempre teníamos que tener la última palabra", cuenta la hija del principal abanderado de la cocina francesa en el Estado, quien murió cuando visitaba su restaurante en Singapur, a los 53 años, como consecuencia de un fallo cardíaco.
Ahora, sin Santi, los Santamaría y Pellicer entienden que hay que trabajar de manera distinta, repartiéndose "lo que cada uno sabe hacer mejor", además de la coordinación con los demás restaurantes del grupo (Sant Celoni en Madrid, Santi en Singapur y Evo en Barcelona).