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El millonario intocable

El Gobierno surcoreano le indultó tras ser condenado por evadir impuestos

El millonario intocableFoto: deia

presidente de samsung group

Bilbao

A Lee Kun-hee no le tiembla el pulso, ni al frente de su imperio empresarial, el inmenso conglomerado de Samsung Group -que en Corea del Sur es más, mucho más, que una empresa-, ni en su azarosa vida privada. Miembro de la más pura aristocracia económica del país asiático, su poder dentro y fuera de las finanzas es incontestable: puso en jaque a su gobierno, que le concedió un sonado indulto tras haber sido condenado por evasión de impuestos con el objetivo de que influyera en el Comité Olímpico Internacional (COI), para que eligiera Pyeongchang como sede de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2018. Sus enemigos le retrataron encarnado a Elliot Ness, pistolón en mano, en el famoso póster de la película Los intocables. Y es que todo el mundo en Corea del Sur sabe que no se juega con el dueño y señor de Samsung Group. Ahora también Apple es consciente de ello.

Hijo de Lee Byung-chul, el fundador de Samsung Group, que creó la empresa a la sombra de los gigantes electrónicos nipones, Kun-hee asumió la presidencia del grupo en 1987, convirtiendo al conglomerado en la primera compañía del país, responsable del 20% de las exportaciones de Corea del Sur.

En la actualidad Lee, de 69 años, preside Samsung Group y es consejero delegado de Samsung Electronics. Además es propietario del 3,38% de esta última, mientras que su esposa y su hijo, Lee Jae-yong, tienen cada uno menos del 1%, una participación pequeña pero suficiente para que la familia controle, mediante una compleja red de acciones cruzadas, las compañías del grupo. A finales del año pasado, Jae-yong se aupó hasta la presidencia ejecutiva de Samsung Electronics, con lo que todo hace suponer que la saga Lee continuará al mando.

El mayor escándalo que ha rodeado a Lee fue su condena en 2008 por una millonaria evasión de impuestos, tras lo cual dimitió de sus cargos en la empresa. La justicia de ese país condenó al hombre más rico de Corea del Sur -aparece en el puesto 105 del ranking de Forbes de personas más ricas del mundo- a tres años de prisión, que no cumplió, por evadir 110 millones de dólares en impuestos. En la oscura madeja que rodeó el asunto, estuvieron implicados otros ejecutivos de la compañía, así como su esposa y su hijo. Pero solo un año más tarde el gobierno surcoreano le indultó y Lee volvió a retomar el mando de Samsung.

El gobierno le concedió el perdón con el argumento de que los sectores económico y deportivo necesitaban el apoyo del empresario: la realidad es que Lee, consumado deportista y veterano miembro del COI, era la persona idónea para influir en la designación de Pyeongchang para acoger los Juegos Olímpicos de Invierno de 2018, como así ha sido.

Con una fortuna personal estimada de 6.300 millones de euros, su vida está marcado por el famoso dicho de que los ricos también lloran. Padre de un chico y tres chicas, a los que ha educado para ser dignos sucesores del legado de la familia Lee, ha sobrevivido a su hija más pequeña. En 2005, Lee Yoon-hyung, de 26 años, se ahorcó en su lujoso apartamento de Nueva York. Aunque las primeras informaciones apuntaban a un accidente de coche como posible causa del fallecimiento, poco tiempo después la prensa surcoreana desveló que se trató de un suicidio, una muerte que conlleva un gran estigma vergonzante para las familias de ese país.

Acostumbrada a un lujoso tren de vida, la joven se habría quitado la vida después de que su padre le prohibiera casarse con su novio coreano, por considerarlo un mal partido.

Ni siquiera este deshonor minó su estatus de hombre más importante de Corea del Sur. Sus lazos familiares con algunas de las personas más ricas del país completan el círculo del poder. Sus hermanos y hermanas son directivos y propietarios de punteras industrias de alimentación, telecomunicaciones, electrónica y textil del país asiático. Hay clan Lee para rato.