iruñea. Un gravísimo accidente de tráfico ocurrido ayer a las 10.24 horas en la AP-68, la Autopista Vasco Aragonesa, a su entrada en Navarra por Corella se saldó con un trágico balance de tres personas fallecidas y un joven varón herido, todos ellos componentes de una familia rumana afincada en Logroño. Los lazos familiares vienen dados porque la joven fallecida y el herido son novios y viajaban en el coche con uno de sus progenitores, ella con su madre y él con su padre. El turismo en el que viajaban, que circulaba en sentido Zaragoza, se salió de la vía, atravesó varios metros de la bionda de protección y se estrelló contra el soporte que indica en la vía la entrada en territorio Nafarroa. A apenas unos 100 metros se encuentra la salida 16 de la autopista hacia Corella y Alfaro (La Rioja).

Debido a la escalofriante colisión contra el poste fallecieron la conductora, Lavinia Serban; y los ocupantes de la parte trasera del vehículo: la madre de Lavinia, Livia Serban, de 51 años, y Septimiu Colcer, de 48 años, padre del joven Andrei Colcer Romulus, de 23 años, novio de Lavinia, que viajaba en el asiento del copiloto y que sufrió heridas de gravedad por las que fue ingresado en el Hospital Fundación Calahorra. Su vida no corría peligro. Todos son rumanos y vivían en Logroño.

Los tres cuerpos han sido trasladados al Instituto de Medicina Legal de Navarra, donde estaba previsto que les fuera practicada la autopsia. Del mismo modo se preveía iniciar los trámites para al menos conseguir la repatriación del cadáver de Septimiu Colcer. El choque se produjo en el kilómetro 202 de la Autopista Vasco Aragonesa, por donde circulaba la familia rumana en sentido Tudela-Zaragoza. Al parecer su destino final era Madrid. Por causas que estudia la División de Atestados e Investigación de la Policía Foral, la conductora perdió el control del vehículo y el coche se salió de la vía en plena recta chocando contra la bionda del margen derecho de la autopista. Posteriormente colisionó contra el poste que indica la entrada en Nafarroa.

Como consecuencia del violentísimo impacto contra el soporte, el coche se partió por la mitad. La parte trasera del vehículo cayó a una acequia paralela a la autopista, la parte delantera hasta los asientos de atrás quedó escondida entre unos matorrales, mientras que una de las puertas y parte de la carrocería, seguramente la que recibió con más contundencia el golpe, aparecían junto al cartel señalizador.