L general Ettore Bastico, comandante en jefe de las tropas italianas al servicio de Franco, redactó un informe el 13 de abril de 1937 sobre los efectos de los bombardeos aéreos afirmando que la toma de Bilbao sería muy "difícil y durísima si no se quebranta la moral del enemigo".

Al igual que Wolfram von Richthofen, jefe de estado mayor de la aviación alemana, Bastico entrevistó a numerosos prisioneros de guerra e inspeccionó las ruinas de las localidades vascas destruidas por las bombas y declaró que, a decir de los testigos, el principal efecto de los bombardeos era psicológico: ejercer terror sobre las víctimas. El propio general Vincenzo Velardi, jefe de la fuerza aérea italiana, expresó que "el efecto moral [de los ataques aéreos sobre las poblaciones vascas] ha demostrado ser muy grande". Dos días después de la toma de Bilbao, Mussolini envió un telegrama a Bastico ordenándole que no diese tregua alguna al enemigo, que debía ser "desmoralizado". Eso significaba más bombardeos.

Tras la captura de Bilbao, el mando rebelde centró su atención en Enkarterri. La primera fase de la ofensiva comenzó el 19 de junio y se dilató hasta el 11 de julio. Zalla y Villaverde de Trucíos fueron bombardeadas en diez ocasiones, se registraron siete operaciones de bombardeo sobre Karrantza, seis sobre Artzentales y Balmaseda y cinco contra Gueñes, Muskiz (Somorrostro) y Zierbena.

Entre el 19 y el 22 de junio, Richthofen envió todos los días a los Junkers Ju52 de la unidad K/88 y a los Heinkel He111 y Dornier Do17 de la unidad experimental VB/88 de la Legión Cóndor a atacar las carreteras y las localidades de Enkarterri, entre Alonsotegi y Karrantza. Los cazas Messerschmitt Bf.109 y los aviones de ataque a tierra Heinkel He51 de las unidades J/88 y los Heinkel He70 y Heinkel He45 de reconocimiento de la unidad A/88 ametrallaron y bombardearon constantemente las carreteras entre Bilbao y Balmaseda. Actuaron asimismo aparatos de las Fuerzas Aéreas del Norte (FAN) que ametrallaron y bombardearon la zona comprendida entre Bilbao y La Quadra, atacando los autobuses de refugiados entre Alonsotegi y Arbuio. Por su parte, los Savoia-Marchetti SM.81 de la Aviazione Legionaria también bombardearon a diario acompañados por decenas de cazas Fiat Cr.32.

Los partes de guerra rebeldes expresan que atacaban "columnas de camiones" pero, tal como expuso Iosu Gallarreta, el registro civil de Zalla indica que hubo seis víctimas mortales el día 22 de junio, tres de ellos a causa de "bombas de aviación" y los otros tres por "heridas de metralla", la mayor parte de los mismos civiles y ninguno de ellos conductor de transportes de guerra. El parte de operaciones del ejército de Euskadi subrayaba que la situación era crítica y la desprotección de las largas columnas de civiles huyendo hacia Santander, absoluta: "Aviación enemiga bombardeó Villaverde, Trucios, ocasionando muertos, heridos y derrumbamientos varias casas. Situación Vizcaya muy grave".

A partir del 22 de junio los sublevados tomaron Barakaldo, Portugalete, Santurtzi y Sestao e iniciaron su avance sobre Enkarterri. La sede del Gobierno de Euskadi se había trasladado a Turtzioz. Los días 23 al 28 de junio, días de mal tiempo, los bombarderos pesados no pudieron volar, pero los aviones de ataque a tierra realizaron incursiones todos los días, bombardeando y ametrallando las localidades de retaguardia y las columnas de evacuados, además de sobre unos pocos objetivos militares.

Zierbena cayó el día 24, Sodupe y Gordexola el 25, Galdames el 26 y Gueñes y Artziniega el 27. El 28 las tropas rebeldes alcanzaron las alturas del monte Arbalitza (683 m) y el 29 tomaron Balmaseda y Urreztieta. Un día después, seis bombarderos republicanos bombardearon Balmaseda, provocando aún más daños.

El frente se estabiliza

Tras una semana sin bombardeos pesados, el 30 de junio se reanudaron los ataques con gran crudeza sobre las posiciones al oeste de Balmaseda, Molinar de Karrantza, Muskiz, Artzentales y Valle de Villaverde. Y solo entonces avanzaron las unidades de tierra: tomaron Balmaseda el 1 de julio y se acercaron a Muskiz (Somorrostro) por la costa. En los dos primeros días de julio las unidades rebeldes bombardearon en masa Molinar de Karrantza, Muskiz y Artzentales pero a partir del 8 de julio todas las unidades de la Legión Cóndor se trasladaron al frente de Brunete, donde permanecerían hasta el 27 de dicho mes. Sin el masivo apoyo aéreo de las unidades alemanas, la línea de frente se asentó en una línea definida por las cimas de los montes Kolitza y Alen. Tan sólo cinco municipios resistían, Turtzioz, Villaverde, Artzentales, Karrantza y Lanestosa.

Durante estas tres semanas, las operaciones de bombardeo en Enkarterri quedaron a cargo de la Aviazione Legionaria y las unidades españolas de las FAN y, consecuentemente, las unidades de tierra rebeldes apenas avanzaron.

A finales de julio los ataques aéreos se centraron en el Valle de Villaverde (Villaverde de Trucíos) que sufrió diez operaciones de bombardeo entre el día 29 de julio y el 18 de agosto. De hecho, el propio 29 de julio doce Savoia-Marchetti SM.81 y 19 Fiat CR.32 bombardearon eficazmente "concentración de tropas y emplazamientos de artillería enemiga en la zona de Villaverde" pero siempre causando un gran número de víctimas entre la población civil y graves destrozos en los centros urbanos.

Últimos ataques aéreos

El 10 de agosto la Legión Cóndor se reincorporó a las acciones de ataque aéreo y entre el 10 y el 18 de agosto se registraron los últimos seis bombardeos en Enkarterri. El 18 de agosto se produjo el último bombardeo rebelde en Hego Euskal Herria. Seis Savoia-Marchetti SM.81 acompañados por 48 Fiat Cr.32 bombardearon y ametrallaron ciertas posiciones "al sudoeste de Bilbao" lanzando 6.800 kilos de bombas con "excelente efecto".

La campaña de Enkarterri que había comenzado el 19 de junio se había prolongado durante 61 extenuantes jornadas de guerra. Se saldó con 70 operaciones de bombardeo, de las cuales 65 (92,9%) fueron protagonizadas por el bando rebelde frente a tan sólo cinco ataques aéreos de la aviación republicana (7,1%). Una superioridad aérea que resultó demoledora. Las localidades que más sufrieron fueron Villaverde Turtzios con 14 operaciones de bombardeo, Balmaseda (14), Artzentales (7), Zalla (6), Muskiz (7), Sopuerta (4), Karrantza (4) y Gueñes (3). El bando rebelde protagonizó 15 bombardeos de terror en el verano de 1937, un 23,4% del total de las operaciones ejecutadas entre el 19 de junio y el 18 de agosto. La mayor parte de estos ataques de terror se centraron en localidades indefensas como Balmaseda, Villaverde Turtzios, Artzentales o Zalla. Era la consecuencia lógica de la estrategia de administración del terror de Bastico (apodado "bombástico" por su carácter campanudo y pretencioso), Velardi, Richthofen y sus caudillos, Franco, Hitler y Mussolini.

La superioridad aérea del bando rebelde fue absoluta y los bombardeos aéreos lograron sembrar el terror entre milicias y civiles en estos dos últimos meses de la guerra en Euskadi. Eso permitió el avance de las tropas rebeldes y, en último extremo, resultó un elemento determinante en la victoria de las fuerzas sublevadas.

El parte de operaciones decía que la situación era crítica y la desprotección de las columnas huyendo hacia Santander, absoluta