Bilbao. Erland Josephson, uno de los grandes del cine europeo, recordado sobre todo por sus películas con Ingmar Bergman y Andrei Tarkovski, falleció el pasado 25 de febrero, a los 88 años. Representó en la pantalla mejor que nadie al hombre neurótico, distante y taciturno de la última etapa del siglo XX.
Nacido el 15 de junio de 1923 en la capital sueca, en el seno de una familia muy vinculada con el ámbito cultural. Su padre tenía una librería a la que un adolescente Ingmar Bergman solía acudir a saciar su sed lectora.
Tras empezar como actor en el teatro desde muy joven, a finales de los años 30 fue precisamente Bergman el que se convirtió en su mentor tras dirigirle en algunas obras en Helsinborg y Gotemburgo, con el que inició una amistad que se prolongaría a lo largo de los años.
Debutó con el cineasta apareciendo fugazmente como cajero en Llueve sobre nuestro amor, y posteriormente en Eva (1948) -con guion de Bergman- y La alegría. Tenía un poco más de papel en El rostro, donde encarnaba a un cónsul, y en La hora del lobo, donde era un barón. Interpretó su primer personaje realmente importante con Bergman en Pasión, donde era un hombre casado con el personaje de Bibi Anderson, que sacaba un poco de su retraimiento al protagonista (Max von Sydow), un tipo que se había apartado del mundo recluyéndose en una isla.
Más que satisfecho con los resultados, Bergman volvería a recurrir a él -en la década de los 70 cada vez más- para interpretar al doctor de Gritos y susurros y le convirtió en una especie de álter ego en la pantalla en uno de los trabajos más recordados del actor, el marido infiel de la miniserie de seis episodios Secretos de un matrimonio.
royal theatre Cuando Bergman dejó su puesto de director del prestigioso Royal Dramatic Theatre, de Estocolmo, le designó sucesor. Ocupó el cargo hasta 1975. También fue coguionista con Bergman, bajo el pseudónimo de Bunel Eriksson.
Centrado durante la mayor parte de su carrera profesional en el teatro, Josephson comenzó a trabajar fuera de su país en los 70, tras sus éxitos con Bergman. Liliana Cavani le convirtió en Friedrich Nietzsche, en Más allá del bien y del mal, fue un embajador en La insoportable levedad del ser, de Philip Kaufman, médico en Hanussen el adivino, de István Szabó, y cortesano en Los libros de Próspero, de Peter Greenaway.
Pero el cineasta no sueco que le sacó mayor partido fue, sin duda, el ruso Andréi Tarkovski, que le reclutó por primera vez en 1983 para dar vida en Nostalgia al loco apocalíptico Domenico. Cuando Tarkovski estaba muy enfermo, al borde de la muerte, le brindó uno de sus mejores trabajos, si no el mejor, el dramaturgo dispuesto a sacrificar todo lo que posee a Dios, para que detenga la inminente guerra, en Sacrificio.
En 1980, Erland Josephson dirigió y protagonizó Marmalade Revolution, que participó en el Festival de Berlín. Siguió en activo hasta una edad muy avanzada. Encarnó al conservador de un museo en La mirada de Ulises, de Theo Angelopoulos, fue el diplomático Franz von Papen en El Santo Padre Juan XXIII, y era el hombre que enviaba a París al personaje de Niels Arestrup en Cita con Venus, de nuevo bajo la batuta de Szabó.
últimos trabajos Bergman también siguió confiando en él en muchos de sus montajes teatrales, y en sus últimos trabajos para la pantalla. De nuevo con él fue el amigo judío de la familia protagonista en Fanny y Alexander, y en la despedida cinematográfica del maestro, Saraband, recuperó al músico Johan de Secretos de un matrimonio, donde se había divorciado del personaje de Liv Ullmann. Esta actriz convirtió en el cine a Josephson en Bergman, en Infiel (2000), dirigido por la propia Ullmann a partir de un guion del cineasta, también su exmarido.
El último trabajo de Erland Josepson fue Wellkâmm to Verona, de Suzane Osten, de 2006, pero después tuvo que retirarse a causa de su enfermedad.