Bilbao. Crímenes como el vivido el pasado lunes en Portugalete siembran la duda en la sociedad. ¿Cómo un joven en apariencia normal puede un día, sin antecedentes previos, empuñar un arma y matar a dos miembros de su familia de forma violenta? Una pregunta con difícil respuesta.
¿Qué puede llevar a un joven de 17 años a cometer un crimen como el de Portugalete?
Nunca se sabe el porqué. Desde luego, es un comportamiento absolutamente anormal. Es un perfil con algunos comportamientos de esquizofrenia. Muchas veces se va nerviando una de esas enfermedades y llega un momento en el que se exterioriza, se explota. Eso no quiere decir que sus actos sean justificables o que no sea responsable.
Y cómo saberlo.
Habrá que determinar mediante un estudio psiquiátrico forense si en el momento en que ocurrieron los hechos estaba sufriendo un brote de esa supuesta enfermedad que le imposibilitaba discernir entre el bien y el mal. Pero es muy pronto.
¿Hay una explicación?
Desde el punto de vista criminológico, a veces podemos encontrar una explicación de la conducta pero, por supuesto, no una justificación. Y desde el punto de vista legal habrá que ver si hay una anomalía mental que sirva de atenuante o de eximente. Debe haber un trastorno profundo de las estructuras de su personalidad para que pueda servir de eximente.
Entonces, ¿el comportamiento de Ismael se debe a un trastorno?
No me cabe ninguna duda. Una persona normal no hace eso. Lo que hay que ver es si ese trastorno ha anulado de tal manera su personalidad que no es dueño de sus actos y si es imputable.
Además está el hecho de que lo hiciera un día antes de cumplir la mayoría de edad.
Si es así y lo hizo conscientemente eso denota una mente inteligente, fría y de una inmensa maldad, pero puede ser un enfermo mental.
También están las notas en las que dejó escrita su intención de matar a su entorno familiar.
El que lo haya dejado escrito es también un síntoma. Es una disfunción. Exteriormente conservaba sus afectos, sus relaciones sociales y por dentro estaba elaborando el crimen. Es algo que no se suele dar en nuestra cultura, o al menos no de manera tan violenta.
¿Ha podido influir el hecho de haber tenido que cuidar de su hermano discapacitado siendo él tan joven?
Sí y no. Hay muchas personas que están en situaciones ingratas que representan un sacrificio pero no por eso reaccionan matando a sus familiares. Habrá que ver si hay un componente genético; el hecho de cuidar de su hermano ha podido ser un detonante. También se ha hablado de malas notas, pero no por eso una persona equilibrada mata a su hermano y a su madre. Ese brote es la punta del iceberg de algo más profundo en la mente de ese joven.
¿Pueden haberle animado a cometer el crimen casos anteriores?
No se puede descartar un efecto dominó, porque según la personalidad, lo que se ve conforma unos modos de actuar no solo en cuanto a modas sino también en cuanto a comportamientos delictivos. Pero lo que ha hecho es tan anormal, tan brutal, tan execrable, que la lógica apunta a una enfermedad mental, aunque también puede ocurrir que haya actuado con maldad.
Tras el crimen, Ismael se entregó. ¿Existe arrepentimiento?
Desde el punto de vista jurídico, el haberse personado voluntariamente en dependencias policiales es un atenuante. No sé si eso implica arrepentimiento ético, puede ser consciente de la monstruosidad que ha cometido y haberlo hecho de manera tan fría que no le da valor. Si le diagnostican una enfermedad, puede que desaparezca su responsabilidad penal de manera total, parcial o que se atenúe. En todo caso, aunque sea un enfermo mental, debe comparecer ante el Juzgado de Menores.