Donostia
quiÉn me iba a decir a mí en 1964, el año en el que iniciaba mi carrera universitaria, que 40 años más tarde iba a ser habitual redactar y defender tesis doctorales de muchas disciplinas en euskera? Evidentemente, no me lo podía imaginar, ya que, en aquel tiempo, eso era absolutamente impensable. El euskera, por diversas razones sociales y políticas, no había podido adaptarse a las necesidades comunicativas de una sociedad moderna.
Los que, como yo mismo, teníamos como lengua materna el euskera habíamos realizado todos nuestros estudios en español o en francés, dependiendo de la lengua que tuviera establecida como obligatoria el estado al que correspondiera el territorio en el que residíamos, el español en la Euskal Herria peninsular y el francés en la Euskal Herria continental.
De modo que, nos expresábamos sin ningún problema en las situaciones de comunicación familiar o de la comunidad vascófona en general, siempre que se tratara de temas cotidianos, pero no éramos capaces de hacerlo en áreas de comunicación relacionadas con temas especializados o modernos. No sabíamos cómo radiar un partido de fútbol, enunciar el principio de Arquímedes o redactar un certificado de convivencia.
La presencia de nuestra lengua en los medios de comunicación era muy escasa, y marginal en cuanto a temas; éstos mayormente estaban relacionados con el mundo rural. Ni que decir tiene que en la administración no se utilizaba más que la lengua oficial del estado.
Una lengua viva y con futuro Hoy, en cambio, la situación es muy distinta: muchos estudiantes pueden hacer todo su recorrido académico en euskera, tenemos medios de comunicación íntegramente en euskera, las administraciones públicas están haciendo esfuerzos importantes para normalizar su uso y también algunas empresas. La situación no es idílica, falta mucho por hacer, pero hay que reconocer que la distancia entre las dos situaciones es abismal.
Creo que podemos afirmar con orgullo que el proceso se ha desarrollado en un tiempo récord y con notable éxito. Hay que destacar que este resultado positivo es fruto de la confluencia de las aportaciones de muy numerosos agentes.
El euskera unificado: clave para revitalizar el euskera Uno de los principales obstáculos que se tenían que superar era la falta de una variedad estándar de la lengua. Un idioma que no tiene una variedad estándar, que está dividida en variedades dialectales, tiene enormes dificultades para editar material escolar y periódicos, disponer de medios de comunicación o ser usado en la administración pública, las empresas, etc.
El camino hacia el euskera unificado ha sido liderado por la Real Academia de la Lengua Vasca - Euskaltzaindia-, y la comunidad vascófona ha sido muy disciplinada en el cumplimiento de las normas dictadas por ella. La andadura comenzó en 1968, en el congreso celebrado en Arantzazu, y paso a paso ha ido avanzando en los diversos aspectos internos de la lengua: ortografía, morfología, léxico, gramática, onomástica, etc.
Ya para 1978, en el congreso celebrado en Bergara, se pudo comprobar que el arranque del proceso había sido firme. Hay que señalar que la labor realizada en esa década resulta asombrosa, habida cuenta que las condiciones políticas no eran las más adecuadas precisamente.
En esa época nacieron muchas de las ikastolas, que permitieron introducir el euskera en la enseñanza. Y lo hicieron completamente a contracorriente, porque, además de las dificultades que provenían de la situación política, se tuvieron que valer de profesorado que no había sido formado en euskera, que no tenía material escolar en esa lengua. Todo se hacía a puro pulmón, gracias al sacrificio de profesores (mayoritariamente profesoras), de padres y el apoyo de algunos clérigos.
La enseñanza del euskera a adultos, la alfabetización de adultos en euskera, la elaboración de los primeros libros de texto, fueron tomando fuerza en esa misma época.
Del reconocimiento social al oficial La sociedad vasca en general tenía una buena disposición para la normalización de la lengua vasca. Cuando llegó el cambio político y sobre todo a partir de la aprobación del Estatuto de Autonomía del País Vasco (1979) y de la Ley Orgánica de Reintegración y Amejoramiento del Régimen Foral de Navarra (1982), que permitieron dar paso respectivamente a la Ley de Normalización del uso del Euskera (1982) y a la Ley Foral del Vascuence (1986), esa demanda social encontró cauce para la introducción del euskera en la enseñanza y las administraciones públicas y se empezó a disponer de presupuestos para la planificación lingüística.
En este concepto de planificación lingüística entran muchos aspectos, que se pueden clasificar en dos grandes grupos: la planificación del corpus, que abarca todo aquello que afecta a los aspectos internos de la lengua, es decir, la ortografía, la gramática, el léxico, etc., y la planificación del estatus, que consiste en la modificación de las condiciones sociales de la lengua, o sea, la legislación, las políticas de las instituciones respecto del uso de las lenguas, las ayudas públicas, etc.
El euskera, lengua moderna La modernización es uno de los aspectos de la planificación del corpus, que trata de dotar a la lengua de recursos de los que adolece para poder cumplir determinadas funciones. El aspecto más relevante de la modernización es la ampliación del léxico, para expresar significados que le son nuevos. La labor realizada en la modernización del léxico en euskera ha sido muy intensa, y si la comparamos con la realizada en otras lenguas en proceso de normalización, veremos que se puede considerar de primera linea, por lo menos en el ámbito europeo.
Para apoyar esta afirmación cuento con los datos de una encuesta realizada por el profesor Popkema de la Universidad de Gröningen, cuyos resultados presentó su autor en el congreso Euralex 2010, celebrado en la ciudad frisia de Leeuwarden.
El objeto del trabajo era conocer el estado de la Lexikografía en las lenguas europeas minoritarias o sin estado. Pues bien, en Europa hay unas 60 lenguas de ese tipo, con un total de 55 millones de hablantes. La encuesta alcanzó a recopilar datos de 20 de esas lenguas. Atendiendo al número de diccionarios de distintos tipos (en papel, online, de especialidad, escolares, etc.) producidos en cada lengua, el euskera figuraba en la primera posición del ranking, y en cuanto al uso de las nuevas tecnologías en Lexicografía (diccionarios online, corpus electrónicos, software para Lexicografía) en segundo lugar.
La modernización del euskera ha sido no solamente una labor intensa sino también efectiva, puesto que el uso ha seguido muy fielmente a la prescripción.
El Diccionario Unificado Las actividades de Euskaltzaindia relacionadas con el léxico giran en torno al diccionario unificado. A día de hoy la Academia tiene aceptadas las formas de más de 30.000 voces desde la a hasta la z y todavía está en fase de elaboración.
Dicho así, da la sensación de que es un trabajo incipiente, pero hay que tener en cuenta que no se empezó a contar con un corpus textual que recogiera la producción clásica hasta que en 1984 la Academia comenzó la elaboración del Diccionario General Vasco, y que esta obra se culminó en 2005. Por otro lado, entre 1986 y 2000 Euskaltzaindia construyó el corpus estadístico del siglo XX. Estos dos pilares, de carácter descriptivo, han permitido disponer de la documentación necesaria para la elaboración del Diccionario Unificado. En este momento se están redactando los artículos de lo que será el Diccionario de la Academia, dotado ya de marcas de categoría gramatical, dialectales, de régimen de los verbos, de especialidad, de registro, con definiciones y ejemplos reales. La primera edición de ese Diccionario, que corresponderá a las primeras 20.000 formas del Diccionario Unificado, verá la luz en 2012. En la actualidad está en marcha un proyecto que denominamos Observatorio del Léxico, cuyo objetivo es crear y mantener un corpus monitor de uso de la lengua vasca en los medios de comunicación y la prosa común desde 2000 en adelante.