Joane Somarriba lideró un equipo que ‘aupó’ al ciclismo femenino

Campeonas del mundo y de Europa en carretera, pista o mountain-bike, medallistas olímpicas y mundiales... Catorce corredoras integraban el equipo que contribuyó a aupar al ciclismo femenino, por aquella época “a años luz” del masculino, según afirma una de sus integrantes, Dori Ruano. “Lo recuerdo con mucha ilusión porque fue el primer equipo profesional que se hizo en el Estado con sueldos, con infraestructuras... Yo, por ejemplo, vivía de las becas y los equipos te aportaban una ayuda para desplazamientos y poco más. DEIA para nosotras supuso un cambio a nivel económico y de dedicación exclusiva”, subraya.

En aquellos años, cuenta, “tampoco había las competiciones que hay ahora para el ciclismo femenino y las que había no eran profesionalizadas”. Pedaleaban por amor a la bicicleta. “Las que nos dedicábamos a ello éramos románticas y apasionadas. No lo hacíamos por la repercusión mediática, el éxito o la fama. Si ganabas un Mundial, podía tener repercusión en un telediario y ahí ya se acababa. Nuestra dedicación no iba por decir: estoy en todas las televisiones, me sale una marca comercial que me va dar un dinero, publicidad... No, en aquella época era motivación, pasión”.

Ruano, que para 2002 ya había sido trece veces campeona estatal en ruta y pista, y campeona del mundo de puntuación en pista, entre otros logros, destaca el nivel de sus compañeras. “Estábamos todas las corredoras del Estado de gran nivel, las que nos disputábamos todas las pruebas. No solo Joane, que a nivel mundial estaba en lo más alto, sino también Maribel Moreno o Eneritz Iturriaga”.

Tanto Ruano como Somarriba, cuenta, eran “mujeres muy sufridoras, muy de demostrar nuestro potencial, de reivindicar nuestro papel en la sociedad a través del ciclismo. Era una manera de decir: las mujeres también pueden”. Aunque aquel año la de Sopela no ganara el Tour. “Las corredoras del Este eran competidoras muy duras de roer. Quedó tercera y parecía que era un fracaso. Recuerdo la unión. Cuando las cosas te van bien, todo es muy bonito, pero cuando van mal es cuando ves al equipo unido”.

La presentación del DEIA-Pragma-Colnago, enmarcada en la gala con la que este diario premia a los deportistas vascos, arrancó con un sentido aplauso en solidaridad con Eduardo Madina, el miembro de Juventudes Socialistas y colaborador de Elkarri que ese mismo día, a los 26 años, había perdido una pierna al explotar la bomba-lapa que ETA había colocado en los bajos de su coche. El entonces director de DEIA, Juan José Baños, propuso a los congregados en el Palacio Euskalduna un aplauso en favor de la paz. Y, por más estrellas deportivas que hubiera reunidas, dicen que aquella fue “la ovación de la gala”.