La fruta es una excelente fuente de vitaminas (A, C y E), minerales (potasio, calcio y magnesio), antioxidantes y fibra, y su consumo está asociado con numerosos beneficios para la salud. Además, casi un 90% de cada pieza de fruta es agua, por lo que resulta muy recomendable para mantenernos hidratados.

Se trata de un alimento delicioso por el dulzor que le aportan la fructosa, la glucosa y la sacarosa y es recomendable incluirlo de forma habitual en una dieta equilibrada, independientemente del momento del día en el que lo consumas.

Por ello, la fruta es una buena opción para tomar a cualquier hora: por la mañana, por la tarde o por la noche, entre horas, antes o después de comer... La elección de cuándo la comas va a depender sobre todo de tus preferencias personales o de tus necesidades dietéticas.

La cantidad de fruta que se debe consumir dependerá de cada persona, pero los expertos la sitúan en unas dos o tres raciones diarias. Una ración de fruta (150 gramos netos en crudo) equivale a una pieza mediana (pera, manzana o plátano), una o dos rodajas de melón o sandía, dos o tres mandarinas o higos, ocho o diez fresas o un plato de uva o de cerezas.

Frutas frescas cortadas en rodajas o enteras. Freepik

Al final de la comida

Algunas personas prefieren tomar la fruta como postre en las comidas principales. De esta forma, su dulzor natural nos ayudará a satisfacer de una manera más saludable los antojos de dulce y nos evitará caer en la tentación de otras opciones con más calorías y menos nutritivas como galletas, pastas o pasteles.

También hay que decir que, al contrario de lo que se nos ha hecho creer, la fruta tomada al final de la comida no engorda más que la consumida en otro momento. Los expertos aseguran que el orden no importa y que su aportación calórica no variará dependiendo de cuándo se ingiera, sino que será siempre la misma.

Tampoco es del todo cierto que la fruta por la noche siente mal, sino que el alto contenido de azúcar de algunas frutas hace que su digestión sea más larga. Por lo tanto, si tenemos un sistema digestivo fuerte, podemos tomar la fruta de postre por la noche, mientras que si solemos tener digestiones lentas, es mejor que la comamos al principio.

Una mujer da un mordisco a una manzana. Freepik

Antes de comer

Tomar la fruta antes de las comidas también puede tener numerosos beneficios para la salud y el bienestar. Como ya hemos dicho, la fruta es una excelente fuente de vitaminas, minerales y antioxidantes esenciales para el correcto funcionamiento del cuerpo y al tomarla antes de las comidas, estás proporcionando a tu organismo una dosis extra de nutrientes.

La fruta también es un alimento bajo en calorías y rico en fibra que te va a ayudar a mantener un sistema digestivo saludable y a promover la regularidad intestinal. Al tomarla antes de comer, la fibra te ayudará a sentirte saciado con porciones más pequeñas de alimentos ricos en calorías, así como a controlar tu apetito y tu peso.

Pese a contener azúcares naturales, al ser un alimento rico en fibra y agua, si lo tomas después de las comidas te ayudará a ralentizar su absorción en el torrente sanguíneo y a dar una respuesta glucémica más estable, lo que te evitará picos bruscos de azúcar en sangre. Además, si eres de los que te cuesta tomar agua durante el día, la fruta es una buena forma de aumentar tu ingesta de líquidos y de mantenerte hidratado.

Ya lo ves, comer fruta resulta siempre muy saludable, pero repartir su consumo a lo largo del día te permitirá aprovechar mejor todos sus beneficios. No obstante, es importante tener en cuenta que estos pueden variar en función de cada persona y de la fruta que elijamos. Hay personas que por su condición médica o por requerimientos dietéticos no deban consumirla y, en caso de duda, lo mejor será siempre consultar a un médico o a un dietista para que nos asesore.