La Federación Española de Parkinson (FEP) y sus asociaciones federadas han lanzado, con motivo del Día Mundial de la enfermedad, celebrado el pasado 11 de abril, la campaña Dame mi tiempo, con el objetivo de avanzar hacia una sociedad “más sensibilizada” que incorpore una imagen “ajustada a la realidad” de las personas con Parkinson y, en consecuencia, que esto repercuta de manera positiva en su día a día.

Se estima que el Parkinson afecta a más de 160.000 personas en España y a más de 8,5 millones de personas en todo el mundo. Sin embargo, el desconocimiento en torno a la enfermedad y sus síntomas provoca una concepción del Parkinson “rodeada de estereotipos y prejuicios”.

 Este desconocimiento, según la directora de la Federación, Alicia Campos, “provoca que, en muchas ocasiones, no se respeten los tiempos que las personas con Parkinson necesitan en el desarrollo de su actividad diaria y en el desempeño de su vida social”.

 Por ello, y bajo el lema Por unas relaciones sociales que respeten los tiempos de las personas con Parkinson, la campaña Dame mi tiempo ha abordado la enfermedad con el fin de que la sociedad entienda y conozca, a través de los relatos de las propias personas afectadas, cómo la falta de conocimiento impacta de manera directa en su día a día.

 De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), a nivel global la población no está bien informada sobre el Parkinson, lo que puede dar lugar a suposiciones erróneas.

“Este desconocimiento provoca que, en muchas ocasiones, no se respeten los tiempos que las personas con Parkinson necesitan en el desarrollo de su actividad diaria y en el desempeño de su vida social”, lamenta la Federación.

El Parkinson provoca una serie de síntomas motores y no motores. Sin embargo, apuntan que lo que muchas personas desconocen son las fluctuaciones en los síntomas que las personas con Parkinson pueden experimentar a lo largo de un mismo día.

“Estos cambios son imprevisibles, limitan gravemente la calidad de vida de las personas con Parkinson e impactan directamente en sus relaciones sociales”, esgrimen.

 Los bloqueos de la marcha, la lentitud de movimientos, la falta de equilibrio al caminar, la rigidez facial o la alteración de la voz son síntomas desconocidos de la enfermedad que, si se manifiestan cuando las personas con Parkinson están en espacios públicos o eventos sociales, “les sitúan en una posición vulnerable ante las miradas, gestos y actitudes de una sociedad que desconoce la verdadera complejidad de esta enfermedad”.