Clave en la historia de Castilla en la Edad Media gracias a sus roquedos y castillos, el pueblo burgalés de Pancorbo ha sido, a través de su impresionante desfiladero, vía natural de comunicación entre el centro peninsular y Euskadi. Aún hoy, guarda un conjunto urbano de gran tipismo e interés histórico y artístico, con caseríos alargados y restos medievales.

Las estrechas y empinadas callejas de Pancorbo aún conservan un inconfundible aire medieval. La arquitectura de sus casas, a base de entramados de madera y yeso, permite recorrer el pueblo y sus calles porticadas, así como visitar su rico patrimonio, que se distribuye de forma escalonada a lo largo de la estrecha garganta del desfiladero.

Uno de los lugares más emblemáticos de su fisonomía urbana es la antigua aljama judía, ubicada en lo alto del pueblo, al lado de la muralla que unía el castillo de Santa Marta con la Peña Roja (hoy desaparecida), encima del espacio conocido como La Cabrada. Como elementos de arquitectura popular destacan las casas solariegas existentes en la localidad, en especial la Casa de las Monjas, situada en la calle Real. Otra construcción de interés histórico es el torreón de la Cárcel, ubicado en la calle Santiago.

Iglesias

Cruzando el río Oroncillo se descubre la fachada barroca de la iglesia de San Nicolás, levantada en el siglo XVIII presumiblemente sobre una construcción renacentista anterior. Consta de tres naves, está cubierta por una bóveda de arista y destaca su retablo interior. Debe visitarse también la iglesia de Santiago, del siglo XIV.

Otros elementos a destacar son los cuatro puentes de la villa, que salvan el río, así como los restos del castillo de Santa Marta, situados sobre un crestón al noroeste del núcleo urbano. Era empleado como control de paso en el emplazamiento estratégico del desfiladero de Pancorbo. Y en la localidad cercana de Ameyugo, debe visitarse el Monumento al Pastor, un conjunto monumental de tres enormes figuras: el pastor, el zagal y el perro.