No es raro escuchar en las noticias que un avión ha tenido que regresar a su aeropuerto de origen por diferentes problemas: una avería, incidencias meteorológicas o incluso por un pasajero, ya sea por un comportamiento agresivo o una indisposición. Lo que suena más extraño es que haya que regresar a tierra por el comportamiento de un animal, que normalmente van dentro de jaulas en compartimentos especiales, salvo las pequeñas mascotas que pueden viajar junto a sus dueños.

Pero ha sucedido en una aeronave que viajaba a Bélgica desde Nueva York. Era un avión de carga y no se trataba de una mascota, sino de un caballo. Ocurrió el pasado día 9 y, según ha relatado Sky News, el animal consiguió escapar de su jaula, no se sabe cómo, cuando ya había transcurrido media hora de vuelo y el avión se encontraba a más de 9.000 metros de altitud.

“Somos un avión de carga con un animal vivo, un caballo que está suelto a bordo”, transmitió uno de los pilotos, de la compañía islandesa Air Atlanta Icelandic, a la torre de control de Boston. Inmediatamente solicitó permiso para regresar al aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York por las dificultades para contener al animal. Al obtenerlo, el avión dio media vuelta y se vio obligado a lanzar 20 toneladas de combustible al océano Atlántico para poder efectuar el aterrizaje sin problemas de sobrepeso.

En ningún momento pudieron hacerse con el control del caballo y el equino no viajó sujeto, lo que provocó que por desgracia la historia no tuviera un final feliz. Aunque los pilotos pidieron la presencia inmediata de un veterinario cuando el avión tomara tierra, las heridas que sufrió el caballo durante el vuelo y el aterrizaje obligaron a sacrificarlo. El avión, eso sí, pudo volver a despegar después de Nueva York y llegar a Bélgica, aunque más tarde de lo que estaba previsto.