Y la lista sigue creciendo. Los episodios censores surgidos de las alianzas entre conservadores y ultraderecha se siguen sucediendo este 2024. La censura cultural, algo que se creía abandonado en el pasado con el franquismo, vuelve a tener relevancia en aquellos municipios y comunidades gobernados por la ultraderecha o en coalición con el PP, e incluso en aquellos donde no gobiernan. Ahora, le ha tocado el turno a la obra Altsasu, de la dramaturga bilbaina María Goiricelaya. Tras su estreno en el Arriaga, Altsasu fue programada por el Teatro Principal de Gasteiz. Entonces, la portavoz del PP en el Ayuntamiento, Ainhoa Domaica, exigió la retirada del montaje tras tildarlo de “adoctrinamiento nacionalista”. El mismo argumento fue utilizado el pasado mes de diciembre en la Asamblea de Madrid por la portavoz de Vox, Ana María Velasco, que también pidió su retirada. El mundo del teatro cerró filas contra el ataque a la libertad de expresión concediendo a Altsasu dos nominaciones a los premios Max, pero no ha servido de nada. Mañana, Vox se concentrará frente al Teatro de la Abadía, en Madrid, coincidiendo con el estreno de la obra, a la que ha tachado de “blanqueamiento del terrorismo”. Con casi toda seguridad, la mayoría no la ha visto ni siquiera previamente. “No me parece mal la no conformidad, tiene que generar debate”, dice su directora. Ella no censura.

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