TODAVÍA no he tenido la oportunidad de ver la película O corno, con la que la cineasta donostiarra Jaione Camborda se ha llevado la Concha de Oro. Pero estoy casi segura de que me va a gustar visto el discurso cinematográfico y vital que tiene la creadora, que ha conseguido el galardón con una película hablada en gallego, en una lengua oficial que no es el castellano, y en el momento en el que la derecha se revuelve por su uso en el Congreso. O corno es un drama sobre una mujer que practica abortos en una aldea gallega en el tardofranquismo. Transcurre en 1971, pero habla de restricciones que siguen en 2023. No hay duda de que se trata de una apuesta valiente en todos los sentidos, que no es descartable que se pueda encontrar con algunos problemas de censura en festivales y comunidades gobernadas por Vox, como está ocurriendo, desgraciadamente, con otras películas y obras de teatro. Pero, además, es otro triunfo –uno más– para las mujeres directoras que últimamente copan los palmarés de los principales festivales y cuyo cine está rompiendo el techo de cristal en el sector. Aunque como advierte Jaione Camborda, todavía quedan muchas cosas por hacer, muchas cosas por mejorar. El día que no se hable de esto, que no sea noticia que haya una primera mujer que gane algo... entonces – asegura la cineasta– podremos descansar.

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