Se nos ha ido el lehendakari Ardanza, que fuera un modelo como político tanto para nacionalistas como no nacionalistas, hombre implicado en la paz y la convivencia de los ciudadanos, al margen de ideales políticos en los duros años del terrorismo, lo que le supuso cierto desmarque por parte de algunos de sus compañeros supuestamente más radicalizados en su postura tanto política como social.

Descanse en paz y confiemos que las nuevas generaciones sean políticas o no, tomen nota y sepan de su paso por el Gobierno vasco.