Concluida la Conferencia del clima COP28 de Dubái, los países participantes llegaron al final, con discrepancias, a una fórmula para avanzar “la transición”. Después de anteriores cumbres y decepciones, el asunto central pactado consistió en la eliminación de combustibles fósiles -petróleo, carbón, gas-, cero emisiones para el 2050 además de un acuerdo con las trayectorias del 1,5 grados, que fija la ciencia. Si los países pueden elegir su propio camino, y los fósiles deben ser reemplazados por energía limpia, los países pobres pedirán ayuda a los ricos al fondo de “pérdidas y ganancias”. 

Europa, cara a consideraciones económicas, energéticas y ecológicas, deberá precisar un modelo socioeconómico propio a base de hidrógeno verde, para sustituir a los combustibles en sectores como la industria “justo y viable para sectores vulnerables”.