El comentario social este verano en Euskal Herria y en el Estado es un sentimiento unánime: tanto los alimentos,como la gasolina y otras cosas elementales están carísimas. La guerra de Ucrania no es la única responsable de la grave situación, existen otros factores. La inflación general se ha reducido, pero no la subyacente, que llega al 6,2. El precio de los alimentos, uno de los pésimos autores, se ha incrementado en un 10%. Es una carrera de fondo y preocupa el rol de intermediarios y especuladores. El sector agroalimentario atraviesa problemas derivados de sequías, tormentas, granizadas, inundaciones... y crecimiento de los costes de producción. Es alarmante el valor del aceite de oliva y su venta engañosa en botellas refinadas, con diferentes precios. La continua subida de la gasolina es otra preocupación que amenaza a la ciudadanía. Además, añadir dineros por el comienzo del curso o los gastos de vacaciones, quien las tuvo, hacen que los hogares vascos consideren que tenemos el verano más caro soñado.