Los que no hemos aprendido, lo poco que sabemos de euskera, en la casa del padre, en el regazo de la madre ni en la escuela, nos inclinamos ante vosotros amantes del verso como ante el risco pelado, donde habéis puesto el nido desde donde atisbamos el abismo de la palabra, el rumor del mar y las entrañas del bosque, el vapor de las flores y la niebla. Baga biga higa. La melodía y la tarde. Sois nuestros héroes, nuestro punto de referencia y el alma de nuestra tierra. Como la palabra, el aleteo del viento y el sol, que anda solo buscando el alba para decir egun on. La mano de Irulegi moderna. Los bersolaris.