REINO Unido ha sacado adelante su plan de deportaciones de migrantes a Ruanda. Si no sabe de lo que hablo, le resumo: en un máximo de doce semanas, el Gobierno británico autorizará la expulsión de migrantes en situación irregular al país africano, al que se le ha abonado la nada despreciable cifra de 278 millones de euros para que ejerza de anfitrión, más otros 429 millones los próximos cinco años, más un complemento de 139 millones una vez se supere la acogida de 300 migrantes. Todo para terminar, dice su primer ministro, con las mafias criminales. El negocio no hace sino un traslado a Ruanda. Veremos cuánto tiempo tarda en florecer.