Acaba de dejarnos Gotzon Garamendi y sería injusto que, para agradecerle, no se le recordara públicamente por el servicio que hizo junto con su familia y otros amigos a Euskal Herria. Un servicio que le costó dinero y exilio en el que coincidimos en los años 1969-1975. Sí, Gotzon fue uno de los grandes precursores del euskera y de las ikastolas en Getxo y Uribe Kosta. Y fue también, junto con Eñaut Etxamendi, precursor de las serres o invernaderos en Iparralde durante su estancia en el exilio en Donibane Lohitzune.

Su trabajo a favor del euskera y de la creación de las primeras ikastolas en Getxo y Uribe Kosta viene recogido en un informe que, con motivo del 50 aniversario de la Ikastola San Nikolas de Getxo, fue publicado dentro de Memorias de Getxo de donde extraigo el contenido de esta primera parte. El desarrollo del euskera en Getxo no se podría entender sin explicar, para quienes no lo vivieron, la pequeña historia de los precursores, aquellos aitas y amas de la ikastola San Nikolas de Algorta, que de forma desinteresada con una entrega, hoy difícil de entender, lucharon, en medio de la clandestinidad y gran voluntarismo, y abrieron las puertas a la recuperación del euskera en Getxo y Uribe Kosta.

Este movimiento vino a ser la segunda parte del que en su día surgió de “Las escuelas vascas de Bizkaia”, escuelas que nacen en 1932 cuando la Federación de Escuelas Vascas “Eusko Ikastoia Batza” tomó la resolución de abrir una serie de centros, de los que algunos estuvieron localizados en Algorta y en Las Arenas (1935).

Hecho fortuito

Corría el año 1963, una tarde en una tienda de Bilbao, Gotzon Garamendi se sorprendió al oír hablar en un perfecto euskera a un niño pequeño, y Gotzon preguntó cómo habían conseguido que aquel pequeño tuviera aquel nivel. Le explicaron que había grupos de alumnos que en casas particulares realizaban los estudios en euskera.

Contacta con Julia Berrojalbiz y Tere Rotaetxe, quienes le prometen enviarles una andereño si consigue formar un grupo de ocho alumnos. Ese fue el comienzo y embrión de aquella ikastola. Empezaron con nueve alumnos y las familias fundadoras fueron: Aguirre-Zarate, Aristegi-Anduiza, Azkazgorta-Aretxabala, Garamendi-Garate, Garamendi-Uribe, Garate-Urretxua, Iturriaga-Zabala, Rekalde-Uriarte, Ceberio-Garate.

La primera andereño de la ikastola fue Begoña Abaitua, pero, al marcharse a Alemania, solo estuvo un año y le sustituyó Itziar Berrojalbiz, con la que aumentó el número de niños por lo que contrataron otra andereño, Irene Elizondo. Las clases empezaron a impartirse en casa de Gotzon Garamendi y allí permaneció dos meses. Por miedo a que se echaran para atrás al pequeño grupo de familiares de nueve niños, no les dijo nada de cobrar y el primer mes se lo costeó por su cuenta, él mismo. Al principio cada familia pagaba lo que podía, más tarde se establecieron las cantidades a pagar por cada familia. El segundo año entraron muchos más chavales y las clases se daban en casas particulares de los padres de los alumnos.

En 1964, Gotzon Garamendi y Juan Mari Lores conocieron la experiencia de ikastolas en Donosti y Hernani. Poco a poco van pasando por el proceso de salir de la clandestinidad y de legalización de la ikastola en el que Jose Luis Etxegaray, ya fallecido, jugó un papel relevante. La normativa de entonces separaba a los niños y niñas en la red escolar, pero en esta ikastola se las apañaron con la colaboración de niños y niñas para burlar aquella normativa que consideraban obsoleta cuando se anunciaba la inspección oficial. Los niños y niñas ya sabían que en ese momento tenían que cambiarse de clase y cada cual sabía dónde tenía que ir.

Para la financiación de la ikastola montaron una empresa de representaciones cuyos beneficios eran para las ikastolas; los primeros Saiokas (libros de euskera) que salieron los financiaron ellos también. Y hubo algunos vecinos que ayudaron con cantidades importantes de dinero como fue los casos de los Basterra, Garteiz, Camiña, Galdeano, Basañez... De forma similar a la ikastola, con financiación popular, crearon una colonia de verano en Barria (Araba).

El día 11 de junio de 1969 la ikastola de San Nikolas fue reconocida y autorizada como Centro no oficial de Enseñanza Primaria y contaba ya con 202 alumnos. Un año después se crearía la Cooperativa. La evolución de alumnos en esta ikastola ha ido de los nueve alumnos de 1963-64 a los 338 en 1970-71, a los 1.456 en 1980-81, y a los 1.226 en 1989-90. Actualmente el alumnado ronda los 1.200.

Durante su exilio en Donibane Lohitzune a partir de 1969 Gotzon Garamendi, siempre un gran emprendedor y trabajador, y, como alumno aventajado de Eñaut Etxamendi, fue también precursor de las serres o invernaderos de lechuga, pimientos y otros productos en Iparralde. Ubicadas las serres en Azkaine, por allí pasaron –pasamos– no pocos de los exiliados que llegaban aquellos años de represión a Iparralde. Y aprendimos a trabajar en el campo y a conocer Iparralde con la distribución y ventas de aquellos productos. Fue también el inicio del funcionamiento de estas serres para algunos de los agricultores de esta parte de Euskal Herria. Poco después y con esta experiencia, en la que se involucraron gentes nativas de distintas localidades del norte de nuestro país, se crearían otras serres en Donapalais, Maule, etc.

Finalmente, señalar que nuestro amigo y compañero Gotzon Garamendi con Edurne y toda su familia, Amaia, Koldo, Gizane, Izaskun y Aritza, constituyeron también con su casa un rincón de acogida donde algunos exiliados pasaron los primeros días de su llegada clandestina al exilio y donde nos juntábamos también en reunión familiar otros exiliados. Agur eta ohore, Gotzon.