HACE 61 años personas como Iñaki Gallarreta no tenían una oportunidad. Y familiares como Rafael García afrontaban un futuro incierto tras la llegada al hogar de una persona con discapacidad intelectual. Hace 61 años personas anónimas se agruparon en asociaciones como Gorabide, que ayer celebró un encuentro en Bilbao para abordar el futuro al que se presenta este colectivo. La sociedad ha sabido cambiar las gafas con las que ver a quienes sufren discapacidad intelectual pero, a su vez, se presta menos voluntaria para su cuidado. Es la crisis del compromiso social. Tan importante, o casi más, que cualquier económica o política.