NO nos ponemos de acuerdo con el tiempo. No el que tendría que hacer, que eso lo tenemos bastante claro. Sino con el mercurio que refleja cada día el termómetro. Si la nube instalada en el cielo vasco se va de paseo, el calor aprieta de lo lindo. Claro, que estamos en agosto y es lo que toca. Pero, en el ascensor, no falla quien apunta a que se está mejor fresquito y augura, incluso, posibilidad de turisteo masivo llegado del sur. Sea como fuere, lo cierto es que nunca llueve a gusto de todos. O de nadie, según se mire. En la próxima subida-bajada de ascensor, a ver quién apunta culpables... como en todo lo demás.