Rusia anunció ayer el segundo llamado a filas de 2023, que incluirá por primera vez las regiones ucranianas de Jersón, Zaporiyia, Donetsk y Lugansk, anexionadas hace justo un año, mientras que Ucrania avanza hacia la creación de fábricas de armas en su territorio con apoyo occidental.

El contraalmirante Vladímir Tsimlianski, el jefe de Organización y Movilización del Estado Mayor General ruso, informó este viernes de que el nuevo llamado a filas de 2023 comenzará el 1 de octubre y abarcará todas las regiones del país, “incluidas las nuevas”, en alusión a las regiones anexionadas. El presidente ruso, Vladímir Putin, firmó ayer el decreto que afecta a 130.000 rusos entre 18 y 27 años.

Reclutamientos

Tsimlianski intentó zanjar los temores de que los reclutas pudieran ser enviados a la batalla, al señalar que no cumplirán su servicio “en las nuevas regiones”. Además, trató de disipar cualquier inquietud con respecto a una nueva movilización en Rusia al señalar que el número de interesados en firmar contratos y de voluntarios, “es suficiente para cumplir las tareas encomendadas” en Ucrania.

El anuncio fue hecho en vísperas del aniversario de la anexión de estas cuatro regiones ucranianas, que no están bajo control total de las fuerzas rusas y son a día de hoy escenario de cruentas batallas.

Ucrania reaccionó inmediatamente: Petró Andriyushchenko, asesor del alcalde de Mariúpol, alertó a los residentes de estas regiones de que, “pese a las mentiras de Putin, es un hecho probado que los reclutas también son enviados al frente”.

El fantasma de Wagner

Mientras, Putin encargó a Andréi Tróshev, exjefe del estado mayor de la compañía de mercenarios Wagner, la organización de “unidades de voluntarios” para combatir en Ucrania.

Durante varios meses de combates en Bajmut, en la región ucraniana de Donetsk, el Ministerio de Defensa ruso evitó mencionar en sus partes de guerra al Grupo Wagner, limitándose a calificarlos de “voluntarios”, en medio de tensiones entre los mercenarios y la dependencia castrense.

El clímax de las tensiones se alcanzó hace tres meses, cuando los wagneritas protagonizaron un motín contra la cúpula militar rusa.

Según Kiev, unos 500 exwagneritas han regresado a Ucrania para combatir en el frente de la ocupada ciudad de Bajmut.

Coproducción de armas

En tanto, Ucrania apostó en el primer Foro Internacional de la Industria de Defensa celebrado en Kiev por impulsar la coproducción de armas en su territorio con sus aliados occidentales para seguir cubriendo sus necesidades militares.

El propio jefe de la Alianza Atlántica aseveró en su intervención por teleconferencia en el evento que “solo con coraje no se detienen los drones, solo con heroísmo no se interceptan misiles”.

“Ucrania necesita capacidades. De mucha calidad. En mucha cantidad. Y con rapidez”, reclamó, al constatar que muchos países de la OTAN han visto reducidos sus arsenales en su empeño de ayudar a Kiev.

Este mismo viernes los ministros de Defensa de Ucrania y de Francia, Rustem Umérov y Sébastien Lecornu, acordaron avanzar hacia la producción conjunta de armamento, horas después de que la empresa alemana Rheinmetall anunciase la creación de una empresa conjunta en Kiev para el mantenimiento y la reparación de equipo militar.