Donde dijo Milano, Alfa Romeo dice Junior. La casa del biscione serpentea de una a otra denominación para su nuevo SUV compacto. La firma explica en un comunicado oficial que “durante una de las semanas más importantes para el futuro de Alfa Romeo, un funcionario del gobierno italiano declaró que el uso del nombre Milano, elegido por la marca para su nuevo deportivo compacto recientemente presentado, está prohibido por ley”. En consecuencia, aunque “cree que el nombre cumple con todos los requisitos legales y que hay cuestiones mucho más importantes que el nombre de un automóvil nuevo, Alfa Romeo ha decidido cambiarlo de Milano a Junior con el espíritu de promover el entendimiento mutuo”.

Tras este rocambolesco episodio del baile de denominaciones, justo en vísperas del lanzamiento comercial, hay quien percibe una estratagema publicitaria orientada a conferir un plus de notoriedad al modelo. El Milano, ahora reconvertido en Junior, está llamado a ser un producto estratégico para el porvenir de la firma, oriunda de la capital lombarda que iba a darle nombre. 

Sin embargo, tras lo que puede parecer una anécdota, hay mucha mar de fondo. En realidad, se trata de una jugada más en la partida que enfrenta al ejecutivo de Giorgia Meloni con la cúpula de Stellantis encabezada por Carlos Tavares. Se produce tras el reciente despido de 2.500 de los 43.000 trabajadores que integraban la plantilla del consorcio multinacional en Italia. 

En ese clima de tensión, la decisión del grupo Stellantis de abaratar costes desviando la fabricación de este nuevo modelo a Polonia, ha atizado el fuego, desatando las protestas por la elección de il nome de bettesimo inicial. Adolfo Urso, Ministro delle Imprese e del Made in Italy, se ha encargado de encender la mecha, invocando una ley de 2003 que protege la marca Italia y estipula que “no se pueden dar indicaciones que engañen a los consumidores” haciendo pasar por italianos productos que no lo son. Así que el vuelo de este Milano ha sido tan corto como el de las gallinas, y concluye nada más despegar. Stellantis ha preferido rectificar para eludir el conflicto e inscribe como Junior en el registro a la nueva criatura. 

El prometedor hermano pequeño del Alfa Tonale reúne los ingredientes necesarios para convertirse en un éxito y atraer clientes a la marca. Su vistoso envase mide 4,17 metros de largo (35 cm menos). El Junior es el pionero de la marca en proponer en su menú versiones con impulsión 100 % eléctrica, una de 156 y otra con 238 CV, que comparten batería de 54 kWh. Ya se puede encargar en los concesionarios la primera de estas variantes, que augura hasta 410 km de autonomía y abre su tarifa en 38.500 euros; la más solvente lo hará desde 47.500 euros. 

El proyecto Junior programa también una motorización con hibridación ligera a 48 voltios, que combina un motor de gasolina 1.2 y un bloque eléctrico (29 CV) para entregar una potencia final de 136 CV. Va a estar disponible con tracción delantera y con cuatro ruedas motrices.