En las palabras de Galofré se percibe satisfacción por los resultados que cosecha Volvo y un firme compromiso por la sostenibilidad.

¿Qué sensaciones le genera el sector del automóvil en el comienzo del año?

—El acumulado al mes de marzo muestra un incremento del 3% respecto al mismo periodo de 2024. Yo sigo siendo optimista, creo que a fin de año acabaremos con un incremento entre un 5 % y un 10%, aunque todavía nos queda camino para alcanzar 1.200.000 unidades, que es lo que correspondería al mercado español. Probablemente, el optimismo viene dado en el caso de Volvo por el crecimiento en más de un 50 % en el acumulado, por lo que estimamos al cierre del año un incremento del 30%.

En la economía vasca pesa mucho la industria auxiliar, estrechamente vinculada al destino del sector del automóvil. ¿Puede ser optimista?

—Aunque enfrentamos diferentes desafíos, vemos motivos para el optimismo. La calidad y experiencia de los proveedores vascos, al igual que las fábricas que están repartidas por toda España, son indispensables para mantener nuestra competitividad. La innovación y la colaboración son fundamentales para impulsar el crecimiento conjunto. Solo así podremos enfrentar los desafíos del mercado y aprovechar nuevas oportunidades a través de un diálogo abierto y colaborativo para seguir avanzando hacia un futuro próspero para ambas partes. El País Vasco es un ejemplo del apoyo a la inversión privada y de la colaboración público-privada. Los campus industriales donde se mezclan las empresas, las universidades y el sector público, son ejemplo de la fórmula del progreso.

La electrificación marca el compás a la industria del automóvil. ¿Es más una apuesta de futuro que una realidad?

—El efecto invernadero, causado por el aumento de las emisiones de CO2, nos hace recapacitar sobre el modelo de progreso del ser humano, para poder continuar nuestro avance, pero sin dañar la atmósfera en la que vivimos. Por ello, la responsabilidad fundamental que tenemos es conseguir que todas las áreas del progreso sean sostenibles. En los últimos años hemos sido testigos de avances significativos en la tecnología de vehículos eléctricos e infraestructura de carga. Cada vez más fabricantes están invirtiendo en la electrificación de sus flotas y lanzando al mercado modelos totalmente eléctricos. En Volvo, hemos asumido el compromiso de liderar esta transición hacia la movilidad sostenible, con el objetivo de que todos nuestros vehículos sean eléctricos antes de 2030. La demanda estará creciendo a medida que los consumidores se vuelven más conscientes del medio ambiente y buscan alternativas más limpias y eficientes. Por lo tanto, la electrificación ya es una realidad que está moldeando el presente y el futuro de la industria automotriz. Estamos muy orgullosos de que el 50% de nuestras ventas en España sean ya vehículos híbridos enchufables o eléctricos puros, mientras que la media del sector se sitúa en torno al 12%.

“Los gobernantes han forzado a los fabricantes a una adopción apresurada del coche eléctrico, producto que no figuraba entre las necesidades acuciantes del público, que lo percibe más como un problema que como una solución”. ¿El diagnóstico se ajusta a los hechos?

—No son los gobernantes los que marcan nuestra agenda sostenible. El propósito de Volvo, desde su nacimiento hace 97 años, es cuidar a las personas, por lo que cuidar la casa en la que vivimos todos es uno de nuestros objetivos principales. Desde 1972, fecha en la que UNESCO celebró su primera cumbre dedicada al cuidado medioambiental, Volvo ya estaba lanzando medidas para reducir las emisiones de nuestros vehículos. La cumbre celebrada en 2016 en París marca la hoja de ruta de los europeos a fin de reducir los daños medioambientales para el año 2050. En Volvo nos hemos marcado como objetivo que en 2040 toda la actividad de nuestra cadena de valor sea completamente neutra con las emisiones de CO2.

El público tiene la última palabra.

—Muchos fabricantes han reconocido la necesidad de electrificar sus flotas para cumplir con regulaciones más estrictas y así satisfacer las demandas de los consumidores preocupados por el medioambiente. Además, la percepción del público sobre los vehículos eléctricos está cambiando gradualmente. A medida que aumenta la conciencia sobre los problemas ambientales asociados con los vehículos de combustión interna, más personas ven los eléctricos como una solución viable y sostenible. Aunque hay desafíos, como el costo inicial y la infraestructura de carga, la percepción general está evolucionando hacia una visión más positiva de los eléctricos como parte de la solución a los problemas medioambientales y de movilidad. El problema es que en España estamos a la cola de Europa debido a que siguen persistiendo muchos miedos por la red de carga pública o por la ayuda a la compra de vehículos eléctricos, que sigue sin ser en el momento de la compra.

Los objetivos de descarbonización fijados por las autoridades europeas parecen hoy inalcanzables. ¿Hay que revisarlos, o implementar soluciones alternativas? Hay marcas que se decantan más por la hibridación que por la electrificación pura, y otras que prolongan la vida útil de modelos térmicos.

—Necesitamos objetivos que sean medibles para saber que nos movemos en la dirección correcta. En nuestra empresa no solo queremos alcanzar la neutralidad para 2040, sino que cada año tenemos objetivos de reducción de las emisiones para alcanzar ese impacto cero en el planeta. Abogamos por implementar soluciones alternativas, y esto implica invertir en tecnologías limpias como la electrificación y mejorar la infraestructura de carga. La colaboración con gobiernos y otras partes interesadas es crucial para promover políticas que fomenten la adopción de tecnologías más limpias. Además, la innovación en energía renovable y movilidad sostenible es esencial para alcanzar estos objetivos. Esto incluye el desarrollo de nuevas formas de almacenamiento de energía y la promoción de prácticas comerciales sostenibles. Es cierto que otras marcas se están replanteando estratégicamente el futuro de la electrificación, pero nosotros seguimos con el compromiso de mejorar y cuidar el medio ambiente, y sigue en pie el de que en 2030 todos nuestros modelos sean eléctricos puros.

¿Comparte la impresión de que, sin subvenciones, el eléctrico no carbura, como se ve en Alemania, Italia y España?

—Es precisa una política para ayudar a modificar nuestros hábitos. Cambiar de un modelo de combustible fósil a uno electrificado necesita la colaboración público-privada, para que los consumidores tengan accesible dicha transformación. Las ayudas públicas son necesarias para que al ciudadano no le represente una merma en su economía sustituir su modelo de movilidad por otro sin emisiones. Actualmente, los vehículos eléctricos ya son más baratos que un vehículo térmico, pero necesitamos incrementar el ritmo de la infraestructura de carga. Para impulsar aún más la transición hacia la movilidad eléctrica se requiere una estrategia integral que aborde estos desafíos de manera holística. Esto podría incluir inversiones en infraestructura de carga, incentivos fiscales, políticas de flotas limpias y campañas de concienciación pública.

La discrepancia, con el rumbo o con la hoja de ruta de la electrificación, empieza a tener un coste reputacional en forma de acusaciones de ‘negacionismo’, ‘retardismo climático’ y ‘greenwashing’, replicadas por voces reclamando “menos ideología y más tecnología”. ¿Qué le parece?

—Los terraplanistas forman parte de la historia de la humanidad, siempre en contra de los cambios. Es más fácil negar que estudiar e investigar las razones de las transformaciones que conlleva la ciencia. El modelo científico no se basa en ideología ni en fanatismo, sino en pruebas y mediciones reales del comportamiento de nuestra naturaleza. Para la ciencia, no existen teorías hasta que se puedan demostrar con pruebas reales. En menos de 200 años hemos duplicado las partes por millón de CO2 en la atmósfera. El dióxido de carbono es fundamental para la vida en el planeta, pero en exceso sobrecalienta nuestro planeta y, por lo tanto, afectará al medioambiente. No es necesario coger la bola de cristal para saber que ocurrirá en los próximos años. Simplemente seamos sensatos y reduzcamos la contaminación que complica nuestra vida. La tecnología está avanzando a pasos agigantados y cada día los modelos eléctricos se ajustan más a las necesidades de los clientes. En nuestro caso ya ofrecemos modelos con más de 600 km de autonomía.