LA electrificación saca de su letargo a smart. La marca fundada en 1994 por Mercedes Benz y la relojera Swatch se pone las pilas y se enchufa a la movilidad sostenible tras la incorporación a la compañía de la china Geely. La primera creación de la nueva era es el #1 (léase hashtag 1), vistoso y tecnológico SUV compacto con impulsión eléctrica. Plantea dos opciones motrices. La menos costosa –parte de 43.400 euros– instala un motor de 272 CV que acciona las ruedas posteriores; la más ambiciosa instala un bloque en cada eje, para distribuir 428 CV entre las cuatro ruedas. En el supuesto más favorable, este smart acredita una autonomía de 440 km.

Además de protagonizar el debut de la marca en el ámbito de la electrificación plena, el #1 –sí, el nombre se las trae– también recupera la buena costumbre de brindar más de dos plazas. Su carrocería, de línea abiertamente crossover, aprovecha bien las comedidas proporciones (4,27 metros de largo, 1,82 de ancho, 1,64 de alto y 2,75 de batalla) y habilita una cabina con cinco plazas oficiales, aunque el confort pasa por dejar un ocupante fuera. El portón posterior descubre un portaequipaje de 411 litros, a los que hay que añadir los 15 litros del cofre situado en el vano delantero.

El #3, ya a la venta, aplica una dosis del estilo cupé al proyecto #1.

El SUV de smart se caracteriza por su peculiar diseño depurado. El contorno y la atmósfera interior sugieren una inspiración minimalista que hace compatibles sencillez y calidad. La percepción de la misma es inmediata en la terminación Premium, que supera la puesta en escena y las dotaciones del acabado inicial Pro+. Enriquece el estimable equipamiento básico: techo panorámico de cristal, faros matriciales led, cámaras perimetrales, tapicería de piel sintética, iluminación ambiental y llantas de aleación de 19 pulgadas. La definición superior añade a la lista sistema de aparcamiento semiautomático, cargador de 22 kW, proyección de información en el parabrisas, equipo de sonido Beats con 13 altavoces y una bomba de calor para climatizar el habitáculo.

La motorización más potente se asocia a una definición Brabus (49.900 €) con tintes deportivos. Tiene parachoques más pronunciados, tomas de aire frontales, volante revestido en Alcántara, y un modo de conducción adicional específico.

El #1 disputa una liga sin contrincantes directos. Los eléctricos de su talla son bastante menos potentes y costosos; los modelos equiparables en euros y kilovatios son más grandes y capaces. Esa circunstancia delimita mucho el radio de acción comercial de un coche resultón que se desenvuelve a la perfección en escenarios urbanos y en la media distancia. Como sabe cualquier usuario de un vehículo de estas características, afrontar viajes más largos requiere sosegar la conducción y prever la logística de recarga (dónde, cuándo y por cuánto).

La batería de 66 kWh del smart recupera el 80 % de su contenido en menos de media hora conectada a una fuente rápida de corriente continua (admite hasta 150 kW). Usar una toma de corriente alterna obliga a pensar cómo ocupar el tiempo de espera: 7 horas y media a 7,4 kW, y 3 a 22 kW.

El acumulador es el mismo en ambas versiones motrices. La más sencilla, con mecánica y tracción traseras, aprovecha sus 272 CV para rodar a un máximo de 180 km/h y progresar de 0 a 100 km/h en 6,7 segundos. Recorre hasta 420 o 440 km, dependiendo de la versión, con una carga completa.

La propuesta de la versión Brabus dispara el rendimiento sin apenas comprometer esa autonomía oficial (homologa 400 km). Añade a la configuración motriz un segundo bloque frontal de 156 CV encargado de accionar las ruedas delanteras, obteniendo así tracción integral. Con la velocidad punta limitada a los mismos 180 km/h, su seña de identidad es un poder de aceleración explosivo, quizá excesivo para un automóvil sin especial preparación deportiva. Brinca de 0 a 100 en 3,6 segundos; es medio segundo menos de lo que tarda un Porsche 911 GTS.