Cuando en un hogar toma la decisión de incorporar una mascota a la familia debe tomar varias decisiones para que el perro que llegue tenga el entorno más adecuado. No todos los perros encajan en cualquier familia. Rutinas, estilo de vida, tipo de vivienda marcarán el bienestar y una convencia positiva.

Por ello, a la hora de elegir perro, una de las primeras preguntas que se plantean es la de decantarse por un perro de raza o uno mestizo. De entrada hay que tener claro que un perro no es mejor ni peor por ser de un tipo o de otro. Es más, lo primero que hay que tener claro es que no se trata de un capricho ni de una moda a la hora de elegir de un tipo de otro. Hay que tener claro que el nuevo miembro de la familia, además de satisfacciones y compañía también acarrea obligaciones y deberes. Su bienestar es tan importante como el de cualquier otro miembro de la familia.

Con esto claro, se debe examinar los pros y contras de cada opción.

Un caniche muestra su cariño por su humana. Freepik

Pero, primero, ¿se tiene claro qué es un perro mestizo y qué es un perro de raza?

Se considera un perro de raza aquel que posee exactamente las mismas características físicas y de comportamiento que sus ancestros. Esto significa que su genética no se ha visto alterada al ser el resultado de dos progenitores de la misma raza pura. En el mundo hay más de 300 razas diferentes según la Federación Internacional Cinológica.

Por su parte, un perro mestizo es el nace de dos progenitores de distintas razas. Pero aún hay más. Existen tres tipos de mestizajes. El primero es el perro sin pedigrí, es decir el que parece un perro de una raza concreta pero su padres no tienen pedigrí, no tienen un origen genealógico conocido. El segundo el perro cruzado, que es el que nace de dos progenitores de distinta raza. Finalmente, el tercero son los que popularmente se conocen como mil leches, que no recuerda a ninguna raza conocida y sus progenitores también son mestizos.

Tener en cuenta

Con esto claro, se pueden examinar los pros y las contras de ambas opciones. Así, en los perros de raza, sus características físicas son tan definidas que se sabe casi con toda exactitud cómo van a ser en cada etapa de su vida, su talla, su peso e incluso su esperanza de vida. Cierto es que entre cada individuo puede haber diferencias, pero serán mínimas. Además, cada raza cuenta con un historial que permite conocer sus predisposiciones genéticas a determinadas enfermedades o dolencias debidas a su pureza de sangre. Este hecho ha provocado que en los últimos años se alcen voces en contra de la cría de determinadas razas al considerar que determinadas características físicas son más un perjuicio que un rasgo positivo. Sería el caso de las razas braquicéfalas, cuyo ejemplo más patente es el bull dog inglés.

En el caso de los perros mestizos, al no mantener una línea genética uniforme y conocida, resultan una sorpresa en lo que se refiere a sus características físicas. Y la primera es el tamaño, no se suele tener claro si serán grandes o pequeños. Conociendo a los progenitores, puede intuirse, pero no es del todo seguro. Por otra parte, al contar con una mayor riqueza genética sufren menos desórdenes genéticos que afecten a su salud. También se les supone más longevos y ser más resistentes.

En lo que se refiere al comportamiento y el carácter, hay que distinguir dos cosas. Por una parte, cada perro, sea de raza o mestizo, es un individuo único, por lo que su carácter será el que tenga y su comportamiento depende más de lo que su humano le enseñe y adiestre que de su origen. Un perro bien socializado y educado desde cachorro, respetando todas sus etapas será un perro equilibrado. Si son adoptados, sus experiencias previas, buenas y malas, habrán forjado su forma de ser y habrá que asumirla y reconducirla si es necesario. Esto es igual todos, mestizos o de raza.

Ahora bien, los de raza se han ido seleccionando a lo largo de su existencia por sus características concretas según la labor a la que se iban a destinar: caza, guarda, pastoreo, trabajo, compañía y, también la belleza. Esto hace que algunos rasgos generales de comportamiento se puedan conocer de antemano. Y esto es algo que hay que tener en cuenta a la hora llevar un perro a casa.

Cada animal es único y sus características particulares lo pueden hacer más o menos adecuado para una convivencia familiar concreta, como las de la familia la hacen adecuada para un perro u otros. El origen genético jamás hará que un perro sea mejor o peor que otro.