La casa es nuestro refugio, ese lugar en el que nos sentimos a gusto, tranquilos y podemos disfrutar de nuestra intimidad. Para ello debemos hacer de él un lugar agradable y acogedor en el que la limpieza y el orden deben ser una prioridad.

Pasar el aspirador, quitar los polvos, fregar los suelos, limpiar los baños o la cocina forman parte de la rutina habitual de limpieza. Sin embargo, hay determinados lugares u objetos a los que no prestamos atención y que pueden acabar convirtiéndose en un foco de suciedad y de gérmenes. Algunos de ellos son:

1- Rodapié. Esta franja de madera que ayuda a proteger las paredes puede terminar acumulando mucho polvo. Límpialo cada dos o tres semanas y evitarás alergias y problemas respiratorios.

2- Interruptores de la luz. Las manos están continuamente en contacto con objetos y albergan muchas bacterias, por lo que al tocar con ellas los interruptores para apagar y encender las luces de casa, estos se convertirán en un foco de gérmenes.  

3- Huecos del sofá. Monedas, palomitas, juguetes pequeños, mandos de la tele... son muy diversos los objetos que podemos encontrar entre las rendijas del sofá. Es conveniente pasar de vez en cuando el aspirador por todos sus recovecos.

4- Rieles de armarios y de ventanas. Al estar a ras de suelo, los rieles de los armarios empotrados acumulan mucho polvo. Lo mismo ocurre con los de las cortinas, que al estar tan altos e inaccesibles se convierten en un foco de suciedad.

5- Marcos. Los marcos de ventanas y de cuadros o las molduras de las puertas, incluida la de la calle, son lugares en los que se acumula el polvo, sobre todo en su parte superior, y aunque no es necesario limpiarlos a diario debes hacerlo de vez en cuando. 

Una mujer quita el polvo al marco de una ventana.

6- Plantas y macetas. Las plantas, naturales o artificiales, sobre todo las de hojas grandes, acumulan mucha suciedad que puede perjudicarlas. A las macetas de arcilla natural pásales de vez en cuando un paño húmedo y a las de plástico, un paño con agua y jabón.

7- Vaso del cepillo de dientes. Después de cada uso, pequeñas gotas de agua van a parar al fondo del vaso generando suciedad. Mételo en el lavaplatos para una mejor limpieza y desinfección.

8- Cajones del baño. Pueden acumular desde botes vacíos, cosméticos o medicamentos caducados, pelos, polvo... Ordénalos y límpialos de vez en cuando.

9- Zapatero. Metes y sacas tus zapatos a diario, pero no le prestas ninguna atención a pesar de que las suelas depositan en él toda la suciedad que recogen en la calle.

10- Paredes y techos. Parece que están limpios, pero si pasas un trapo o una bayeta para quitar el polvo te sorprenderás de la marca que queda. 

Un hombre pasa una bayeta por una pared.

11- Alcachofa de la ducha. El vinagre blanco acabará con la cal de la alcachofa, tanto por dentro (sumérgela en él) como por fuera (con un trapo). 

12- Cajones del congelador. Con el tiempo acumulan restos de comida y otros desechos que generan suciedad y mal olor que puede afectar a los alimentos congelados.

13- Detrás del retrete. Al limpiar el baño, muchas veces nos olvidamos de los rincones en los que se va acumulando la suciedad y uno de ellos es la parte trasera del inodoro. 

14- Bolsas de la compra reutilizables. Con el uso pueden mancharse, así que límpialas de vez en cuando.

Ya ves que en la limpieza habitual de la casa hay un montón de objetos que pasamos por alto, pero no son los únicos. Podríamos añadir a la lista felpudos y alfombras, rellenos de almohadas, cortinas, escobas, fregonas y recogedores, persianas o repisas, así como todo tipo de filtros de electrodomésticos o rejillas de ventilación y radiadores, todos ellos objetos de la casa que pese a utilizarlos a diario no les prestamos ninguna atención.