La sal fina o sal de mesa es un condimento habitual en las cocinas de todos los hogares para reforzar el sabor de la comida, pero consumida en exceso puede resultar perjudicial para la salud. En su formato de sal gruesa, es empleada para cocinar a la sal, pero también resulta muy eficaz para conservar alimentos durante largos periodos de tiempo.

Sin embargo, no es solo en la cocina donde la sal nos puede resultar útil, sino también en otras tareas del hogar. Además de sus usos más habituales como son limpiar la superficie de la plancha arrastrándola sobre un puñado de sal esparcida sobre un papel de periódico o para pulir los metales como el oro, la plata o el cobre, en este caso mejor mezclada con vinagre, la sal tiene otras utilidades mucho menos conocidas, pero muy curiosas y prácticas. Estas son:

1- Velas. Para que tus velas favoritas no se consuman muy rápido, sumérgelas durante unas horas en una solución concentrada de agua con sal. A continuación, sécalas y verás cómo duran más.

2- Flores. Echa una pizca de sal al agua del frorero y tus flores permanecerán más tiempo frescas. 

3- Frascos y botellas. Si quieres reutilizar un bote pero no puedes quitar el olor del producto que contenía antes, pon una cucharada de sal en su interior y déjala actuar unos minutos. A continuación, friégalo con un jabón lavavajillas y acláralo bien. 

4- Olor a pescado en las manos. La sal es un estupendo desodorizante, así que sumerge una rodaja de limón en un bol con sal, frota tus manos con la mezcla y acláralas. El desagradable olor desaparecerá.

5- Zapatos. Si tus zapatos huelen mal, coloca en su interior unas bolsitas de tela con sal y déjalas actuar toda la noche. También puedes echar la sal directamente en el calzado, pero debes acordarte de sacudirla después para eliminarla por completo. 

6- Hongos. La cortina de la ducha es muy propensa a llenarse de hongos, así que lávala con agua salada antes de colocarla por primera vez y te olvidarás de los hongos para siempre.

7- Muebles de madera. Si un vaso te ha dejado un cerco en la madera, aplica una capa de aceite y sal sobre la mancha, déjala reposar una hora y después límpiala.

8- Manchas de vino tinto en alfombras. Cuando aún esté húmeda, echa sal sobre la mancha y una vez que esta absorba el líquido, retírala con el aspirador.  

9- Manchas de sangre. Para prendas de algodón, lino y fibras naturales manchadas de sangre, ponlas a remojo en agua fría con sal y lávalas después con agua y jabón. 

10- Secar la ropa en invierno. Echa un puñado de sal en el último aclarado para evitar que la ropa se congele cuando la tiendas en la calle.

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11- Antiempañamiento. Mezcla agua con sal y rocíala con un spray sobre los espejos y los cristales de las ventanas para evitar que se empañen con el vapor de la ducha o que se congelen en los días más fríos.

12- Tabla de cortar. La tabla de madera para cortar alimentos es uno de los objetos más contaminados del hogar. Su porosidad hace que absorba la humedad y que las bacterias se introduzcan en ella pudiendo causar intoxicaciones. Humedece sal con agua, frótala sobre la tabla, déjala actuar cinco minutos y finalmente aclárala.

13- Manchas de desodorante. Disuelve cuatro cucharadas de sal en medio litro de agua caliente, pon la prenda a remojo durante dos horas y lávala de la forma habitual. Sus propiedades blanqueadoras dejarán la prenda impecable.

14- Cañerías. Si no quieres utilizar productos químicos para despejar una cañería atascada, diluye cinco cucharadas de sal en un litro de agua hirviendo y viértela por el conducto despacio y con mucho cuidado.  

Ya lo ves, la sal es mucho más que un condimento para la cocina y gracias a su bajo precio y a sus propiedades antibacterianas, desodorantes y abrasivas puede convertirse en una de tus mejores aliadas contra la suciedad, los malos olores y las manchas de tu hogar.