Los sindicatos han vuelto a tomar las calles por el Primero de Mayo con mensajes que coincidieron en muchos puntos. Han reclamado, una vez más, subidas salariales y una reducción de jornada para la clase trabajadora, el refuerzo del sistema público y de cuidados, un reparto de los beneficios empresariales y un cambio en las políticas de vivienda. Palestina y la situación geopolítica mundial estuvieron también muy presentes en los mensajes de los líderes sindicales, quienes mostraron su solidaridad con la lucha del pueblo palestino por su liberación y pidieron un cambio de rumbo en Europa ante una política cada vez más belicista, que se expresa “en más gasto militar a la vez que se recorta el gasto social”.

A pesar de la coincidencia, los sindicatos han salido, una vez más, por separado. UGT y CCOO se han manifestado de forma conjunta por la Gran Vía de Bilbao bajo el lema Por el pleno empleo: menor jornada, mejores salarios. El mismo escenario, pero media hora más tarde, ha sido el elegido por ELA, cuyo secretario general, Mitxel Lakuntza, ha defendido la estrategia de confrontación para alcanzar “las conquistas”. “La confrontación es necesaria, es ineludible, para hacer frente los privilegios de los poderes económicos que se enriquecen a costa de la gente”, ha señalado.

LAB, que este año está celebrando su 50 aniversario, ha organizado una “única y especial movilización” por Iruñea con “carácter nacional”. Antes de iniciar la manifestación, la secretaria general, Garbiñe Aranburu, ha enumerado las principales reivindicaciones actuales: “Es necesario pasar de un sistema capitalista, heteropatriarcal y colonial que es completamente injusto a un modelo que ponga las vidas en el centro”, ha apuntado. Asimismo, ha instado a seguir luchando en los centros de trabajo, por la jornada semanal de 30 horas o por permisos para cuidados; en las calles, con los pensionistas y el movimiento feminista, combatiendo la especulación y defendiendo servicios públicos, y en las instituciones, para poner las políticas públicas al servicio de la clase trabajadora y desarrollar sistemas públicos comunitarios de cuidado, salud y educación.

Encarecimiento de la vida

La pandemia, la guerra de Ucrania y la inflación han marcado los últimos cuatro años en Euskadi, escenario de una elevada conflictividad laboral, que en el sector privado ha ido reduciéndose a medida que se iban firmando los diferentes convenios, como los del Metal de Bizkaia y Gipuzkoa,el de Michelin o el de Mercedes.

Este año, el Primero de Mayo se celebra en un momento que viene marcado por los avances en la negociación colectiva del sector privado –el año pasado cerró con el 63,8% de los trabajadores con sus convenios actualizados–, donde los sindicatos continúan demandando subidas de los salarios para evitar pérdidas de poder adquisitivo y avanzar en una reducción de jornada. Y es que, como han recordado, vivimos en un contexto de aumento de los precios de la energía, incremento de las cuotas de las hipotecas y de la inflación de los alimentos, que han subido un 30% en los últimos tres años. 

“Hacemos frente a dos realidades muy actuales, el cada vez más injusto reparto de la riqueza y el empeoramiento de las condiciones de vida y trabajo de la clase trabajadora. Por un lado, el poder económico no para de incrementar sus beneficios: sólo en el IBEX 35 fueron 59.400 millones en 2023; 14.120 millones de euros entre las empresas cotizadas en la CAPV. Por otro lado, está el empeoramiento de las condiciones de vida para la mayoría de la gente. Hay una relación directa entre el incremento de los beneficios de las grandes empresas y la banca y el encarecimiento de la vida para la mayoría”, ha denunciado Lakuntza.

Asimismo, en el ámbito público, las centrales sindicales denuncian la falta de voluntad negociadora de la Administración para afrontar los principales problemas, entre ellos, la alta temporalidad. “El conflicto sigue abierto; porque la inversión en servicios públicos debe aumentar”, ha avisado el secretario general de ELA. “Hay que apostar por lo público, y eso empieza por aumentar la inversión pública, poniendo más recursos para mejorar los servicios y las condiciones de trabajo. Venimos de convocar huelgas en el sector público en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, ¿por qué? Porque tenemos la eventualidad más alta de Europa, y porque la pérdida de poder adquisitivo es del 20% en la última década”, ha detallado.

UGT y CCOO han defendido el diálogo social –son los únicos sindicatos que forman parte de él junto al Gobierno vasco y la patronal–, pero han recordado también que la huelga “es tan constitucional como los derechos históricos” y la “única herramienta” de los trabajadores para defender sus derechos. “Este año vamos a reivindicar mejores salarios, menor jornada y seguir trabajando para conseguir el pleno empleo”, ha apuntado el secretario general de UGT-Euskadi, Raúl Arza. “Ha llegado el momento de reducir la jornada” para que toda la ciudadanía tenga tiempo para conciliar su vida laboral y personal, ha agregado.

Belicismo de Europa

En su intervención, la secretaria general de CCOO en Euskadi, Loli García, ha señalado que “es el momento de una apuesta decidida por el pleno empleo”. “Ese y no otro debe ser el objetivo prioritario que se tiene que plantear el nuevo Gobierno vasco. No caben lecturas autocomplacientes con las tasas de desempleo, con la contratación a tiempo parcial no deseada o con las mejorables tasas de actividad”, ha subrayado.

García ha querido poner también el foco en la importancia de las próximas elecciones europeas ante “el riesgo de involución, de volver a las políticas del austericidio y al avance de la extrema derecha que puede hacer saltar por los aires el proyecto europeo, el sistema de protección social y el espacio de libertad que debe representar la UE”. “Hacemos un llamamiento a la ciudadanía, al conjunto de las trabajadoras y trabajadores de este país a la participación masiva y al voto a las opciones progresistas, europeístas y que no apuesten por escaladas bélicas”, ha advertido.

Otro punto que no han querido pasar por alto los sindicatos ha sido el de la siniestralidad laboral. Aranburu ha recordado que "los y las trabajadoras siguen enfermando y muriendo en el trabajo y que es necesario combatir la impunidad de la patronal". En el mismo sentido, Lakuntza ha subryado que “detrás de esas muertes –400 cada año en Euskal Herria– hay culpables y también responsables”.

Una vez finalizadas las manifestaciones de las principales centrales sindicales, quien ha tomado las calles en Bilbao ha sido Euskal Herriko Kontseilu Sozialista (EHKS), que ha reunido a una multitud en la plaza del Gas y ha denunciado "el empobrecimiento del proletariado".