El consejero del Consejo Económico y Social de España (CES), Alberto González Menéndez, considera que la rapidez con la que fueron diseñados los fondos europeos 'Next Generation EU' para responder a la situación generada por la pandemia, la complejidad legal y administrativa de los mismos y el grado de libertad de cada país para organizar su despliegue han provocado que los fondos no estén llegando “con la fluidez y eficacia deseada a la economía real”. En una entrevista concedida a Europa Press, González destaca la apuesta “fuerte” del Gobierno español por estos fondos.

González pone en valor los cambios estructurales planteados desde España sobre todo en relación a dos ejes: la transformación digital (con casi el 30% de los fondos) y la transición verde (casi el 40%), pero reconoce que medir estos cambios profundos en el país en un espacio de tiempo tan corto es una tarea “francamente complicada”. Según la información facilitada por la Secretaria General de Fondos Europeos del Gobierno, España es, con más de 50.000 millones de euros comprometidos, el país más aventajado en lo referente al despliegue de los mismos y eso ha permitido solicitar ya el cuarto pago.

Desde su punto de vista, el objetivo es que sobre estos fondos se apalanque la recuperación de España, generando sinergias entre las estrategias diseñadas para impulsar diferentes ámbitos de actuación y consiguiendo la mayor eficiencia posible en los distintos pilares del Plan de Recuperación, Transformación y Resilencia diseñado por el Gobierno. Alberto González considera que son muchos los frentes que desde el punto de vista económico tiene la UE, y a los que la presidencia española tendrá que atender: profundizar en el mercado interior tras 30 años de funcionamiento del mismo, la revisión del marco financiero plurianual, concretar acciones específicas en relación con la autonomía estratégica de la Unión, el replanteamiento de las relaciones y acuerdos comerciales con diferentes bloques económicos, consolidar una agenda de competitividad para el tejido empresarial europeo e impulsar una política comercial y fiscal que asegure la inversión e impulse el europeo como un territorio competitivo, sostenible y generador de actividad económica y bienestar de primer orden a nivel global.

Según González, se hará un especial énfasis en la política fiscal europea, a través de la revisión del marco de reglas fiscales y enfocándose sobre los ingresos generables. También hará especial hincapié en la política educativa y de formación permanente que permita reducir el desajuste actual entre oferta y demanda laboral, reforzar los sistemas de orientación profesional y rediseñar el sistema de obtención y capacitación en nuevas competencias, adecuado al actual mercado laboral del Estado.

NUEVOS OBJETIVOS

CLIMA Y TRANSICIÓN DIGITAL

Retos. González también insta a prestar atención al cambio climático, una realidad que ya está afectando profundamente y sobre la que se dispone de muy escaso tiempo para evitar que sus consecuencias se conviertan en irreversibles. “Dicho de otra forma, el cambio climático tendría que estar en el centro de la agenda europea y la descarbonización del sector energético convertirse en un objetivo prioritario”, ha recalcado. Además, González considera que Europa debería prestar más atención a los procesos de digitalización que están transformando el mundo y tomar un papel más protagonista en su desarrollo e implantación.