Mi objetivo es contar historias y captar instantes que trasciendan y se hagan imperecederas en los ojos del público. Me apasiona la investigación sobre la luz y el movimiento y aplicar su conocimiento, especialmente en la ópera; es mágico”, reconoce Enrique Moreno Esquibel.

¿Desde cuándo y, sobre todo, desde quién surge su afición, ahora profesión, fotográfica?

-La fotografía empieza a interesarme en serio a los 15 años, cuando con la cámara de mi padre comencé con las fotos familiares. Luego llegó el regalo de una cámara como inicio de una pasión que se convirtió en profesión. Estudié Imagen y Sonido y me inicié en el periódico Bilbao. En el 2000, con el séptimo centenario de la Villa, se proyectaron unos audiovisuales de Alberto Schommer y unas fotos en blanco y negro, y tuve la suerte de que me llamaran para completar el reportaje que giraba en torno a Bilbao y Abando. La producción se proyectaba en edificios y fue una experiencia muy interesante.

Veo en sus fotografías caras, gestos, besos, pero pocas casas y monumentos. ¿Son más atractivas las personas que las cosas, edificios…?

-Me gustan las personas y en mis fotos siempre hay personas. Hago fotografías de detalle y por eso disfruto mucho en los museos haciendo fotos de personas viendo las obras de arte. Mientras paseaba por el Prado, en Madrid, capté a una pareja besándose delante de un cuadro; esa foto en analógico, anterior al 2000, fue el nacimiento de mi serie de imágenes de besos. Después, he hecho alguna exposición de besos y continúo con esa serie. En algunos de mis viajes a EUUU, a Francia, Ámsterdam y a otros países, mi cabeza sigue pensando en hacer fotos de besos. Afortunadamente, siempre surge la oportunidad de captarlos.

Dos personas besandose © E.MORENO ESQUIBEL

“Una imagen vale más que mil palabras”. ¿Cuántas imágenes habría que tomar para que un buen libro con palabras visuales nos emocionen tanto como leer a Lorca o a Márquez?

-La fotografía es parecida a la poesía. Podemos transmitir emociones si controlamos bien el lenguaje visual de la fotografía. Hay un lenguaje en la imagen igual que en la música. Podemos enternecer a la gente con una foto como con un poema. Para eso se precisa de una buena planificación, estudiar la iluminación, el contraste, la composición de la imagen, saber dónde colocamos los elementos. Con una foto intento emocionar través de la luz y el movimiento, que es muy interesante, porque la fotografía es algo estático, pero el gesto del movimiento de una mano puede transmitir sentimientos. En la ópera es lo que hago, porque es bastante estática, por lo que busco fotos cuando los artistas caminan, mueven las manos; estudio a los personajes y me preparo para captarles en su mejor momento.

Miro su fotografía del salto sobre el Guggenheim de fondo con la que ganó el premio Nikon 2014 y recreo Bilbao en mi imaginación. ¿Era su objetivo que el espectador se sintiera en el lugar del hecho?

-Esa fotografía del salto de Cliff Diving Red Bull fue muy pensada. No tenía ni idea de los Red Bull. Fui con la idea de sacar el Guggenheim como una escenografía. Estudié la altura, el ángulo, la luz. Buscaba una imagen icónica de Bilbao. Tenía la idea de lo que quería, pero no sabía muy bien dónde colocarme para sacar la foto hasta que la encontré. Hay que tener suerte en el momento del disparo, pero hay que buscarla. Pasé de que se viera el público, la araña; me centré solo en el salto y en el Guggenheim. Esa imagen es un poco el reflejo del Bilbao moderno e industrial. Bilbao es una Villa muy fotogénica.

El Guggenheim y un clavadista del Red Bull Cliff Diving Bilbao © E.MORENO ESQUIBEL

 Colabora habitualmente con la ABAO, ópera, danza … ¿por qué le atrae esta relación? 

-Es una atracción magnética; a mí siempre me ha gustado la música, canto en un coro, soy muy musical y esto me ayuda para las imágenes de la ópera. Tener la posibilidad de fotografiar las funciones es un sueño hecho realidad. Participar en el mundo de la ópera es un lujo; fotografiar a un equipo de 200 personas trabajando en escena es espectacular. Antes de cada función me empapo de lo que estoy fotografiando, porque el resultado será mejor. Me considero un privilegiado, hay pocos compañeros especializados en este tipo de imágenes. 

Andrea Chenier ABAO © E.MORENO ESQUIBEL

¿Vive la música en sus imágenes?

-Me maravilla fotografiar cómo se preparan los cantantes en el camerino antes de salir a escena, cuando están maquillándose o calentando la voz. El trabajo es complicado porque a veces te encuentras técnicamente con poca luz, porque los directores de escena piensan en el ojo; el ojo es muy sensible y las cámaras de fotos no son tan sensibles como puede ser el ojo. A veces, hacen una obra con una vela y entonces sí me encuentro con problemas. Pero es apasionante.

¿Da para vivir con holgura la fotografía profesional en una ciudad mediana como Bilbao o es un poco vivir sin vivir en mí?

-Se puede. Es complicado porque hay que trabajar mucho haciendo diferentes trabajos de fotografía. Es como la vocación religiosa, si no la tienes no puedes aguantar. Trabajamos los fines de semana, las fiestas. A mí me suele gustar pasear por las calles de Bilbao y hacer fotos en movimiento, por la Gran Vía, el Casco Viejo y también por otras capitales vascas. Voy con mi cámara sin presión ni ansiedad y van surgiendo las fotos.

Escena de una ópera © E.MORENO ESQUIBEL

Muecas, caras, besos, abrazos … ¿parecería que busca transmitir emociones más que figuras físicas?

-Busco emociones a través de la fotografía; un poco como la poesía. El tema de los besos es mi clave referencial, un poco el tema humanista.

Veo muchas fotos de camerinos, entre bambalinas, maquillándose, preparándose para salir a escena … ¿Es más fotografiable la ansiedad del antes que en el escenario?

-En mis fotografías del backstage creo que se observa esto; me maravilla fotografiar cómo se preparan los cantantes en el camerino antes de salir a escena, cuando están maquillándose o cuando están calentando la voz. El antes me gusta, porque hay una tensión contenida. En el camerino, cuando les están maquillando, fotografiarles a través del espejo me parece muy curioso porque son ellos mismos, no el actor que serán después; es el momento del alma real del cantante. Son gente encantadora que se arriesga mucho, porque su instrumento es la voz.

¿Qué objetivos se marca como fotógrafo profesional, premios, reconocimientos …?

-Quiero publicar un libro con las fotos de besos que ya tengo y luego seguir trabajando en buscar nuevos retos. Porque el mejor premio es seguir trabajando en la fotografía. Me encantan los besos, pero también hacer imágenes de gastronomía y lograr que la gente tenga ganas de comer ese plato fotografiado.

Una escena de una ópera © E.MORENO ESQUIBEL

Ahora, con un móvil en la mano, todos somos, o parecemos, fotógrafos. ¿Dónde estaría la diferencia con un profesional de la fotografía?

-La fotografía no la saca el móvil, la saca el fotógrafo. El indio, no la flecha. Nosotros conocemos la luz, y si voy a sacar un retrato con el móvil también te la puedo hacer, porque sé la luz, frontal o no, que te tengo que dar para no sacarte con arrugas, con ojeras. Por ejemplo, en los teatros con los móviles es muy complicado sacar una foto bien por la luz. Aunque sea un móvil muy bueno tienes que saber elegir la luz para que te salga una buena fotografía, y esto no lo da el móvil, sino la persona. Lo importante es saber sumar el lenguaje visual, es la clave diferencial, de modo que un fotógrafo también puede usar el móvil y hacer unas fotos maravillosas. 

Aun así, ¿animaría a cualquier joven a recorrer la carrera del carrete fotográfico? 

-Sí, si tiene vocación. Si no está seguro, no, porque es un camino muy difícil; pero como en otras muchas profesiones que también son complicadas. Pero si te apasiona, vas a poder hacer cosas interesantes. En Euskadi ha habido y hay grandes profesionales, pero con los medios digitales se está descuidando mucho el trabajo y el esmero por una fotografía bien hecha, artística y de calidad. Y es una pena, porque los compañeros que trabajan en los medios vascos y del Estado son magníficos.

Quién es


Enrique Moreno Esquibel (Bilbao, 1965). Fotógrafo profesional independiente con 30 años de experiencia en diferentes ámbitos: retrato, moda, danza, editorial, publicidad o prensa. 


Técnico especialista en imagen, desarrolla un estilo propio con una visión creativa de la fotografía. Apasionado por la investigación sobre la luz y el movimiento, con cuyo argumento ha realizado diversas exposiciones. 


Obtuvo el primer premio Nikon 2014. Fotógrafo oficial del Teatro Arriaga y de la Ópera de Bilbao. Colabora en diferentes medios como El Periódico Bilbao, la revista Woman, el Times... 


Actualmente, tiene su propio estudio. Su reto ahora es publicar un libro que recopile parte de su obra.