La última vez que ABAO Bilbao Ópera programó El rapto en el serrallo de Wolfgang Amadeus Mozart fue hace 29 años. Pero este 2024 ha vuelto a interpretarse y en esta ocasión ha sido la soprano Jessica Pratt la encargada de meterse en el papel de Konstanze, un rol tan difícil como disfrutado por la artista australiana que ve en Bilbao un lugar donde sentirse como en casa. Inspirada en las circunstancias personales, creencias y miedos del compositor austríaco, este título lírico combina humor, drama, aventura y destacados números vocales, dúos y cuartetos, así como una gran variedad de estilos musicales. Euskalduna ha ofrecido ya dos sesiones de la obra El rapto de serrallo y será mañana viernes y el 29 de enero cuando se interprete la obra por última vez esta temporada.

Vuelve una vez más a Bilbao, esta vez con ‘El rapto de serrallo’. ¿Cómo es cantar aquí?

—Me encanta cantar en Bilbao y lo disfruto mucho. El público que acude a ABAO es un público que entiende lo que es bueno y lo que es malo, tiene muy buen criterio para valorar lo que ocurre sobre el escenario. Esto hace que subirse al escenario sea, no más estresante, pero sí que te hace estar más tensionada; te preparas más todo porque sabes que el público que te va a escuchar tiene un amplio conocimiento sobre la ópera. Pero no es la ópera lo único que me hace venir a Bilbao; vengo prácticamente todos los años, es una cuidad que me encanta y en la que tengo muchos amigos con los que quedar y con los que hago muchos planes. Así que venir a Bilbao no solo es emocionante por el trabajo sino porque me reencuentro con gente a la que no veo diariamente.

¿Cómo es su vida en Bilbao durante las semanas que pasa aquí ensayando? ¿Que le gusta más de la ciudad?

—Tengo un entrenador personal en el gimnasio Metropolitan así que voy allí cada dos días, siempre que puedo. Y con los amigos que tengo aquí hacemos muchas escapadas, salimos a pasear y andar por la costa. Nunca dejo pasar la oportunidad de visitar el Museo Guggenheim o el Museo de Bellas Artes. La verdad es que aquí me siento como en casa.

En esta ocasión ha aterrizado en Bilbao para interpretar a Konstanze, un papel nada fácil.

—Sí, no es un papel sencillo pero, siendo sinceros, ninguno lo es. Interpretar a Konstanze es indudablemente un gran desafío porque está dentro del rango de soprano dramática de coloratura, para lo que hace falta mucha flexibilidad y peso en la voz, especialmente en los registros grave y medio. Cantar a Antonia y Giulietta de Les contes d’Hoffmann con anterioridad me ha ayudado a familiarizarme con sonidos líricos en los registros más graves. Tiene una coloratura muy complicada y es cierto que para sostener el canto durante todo el aria Martern aller Arte hay que entrenar el cuerpo.

Por lo tanto se está preparando no solo vocal, sino también físicamente. Pero para estos papeles tan exigentes también habrá que prepararse mentalmente, imagino.

—Canto de forma constante, al final es mi trabajo, así que tampoco necesito prepararme mentalmente de ninguna forma especial. Para prepararme vocalmente hago mis ejercicios diarios para preparar la voz y los de respiración y paseo todas las mañanas. No hago nada en especial para prepararme este papel, simplemente me aseguro de no estar levantada hasta tarde y de acostarme pronto, o no acudir a restaurantes por las noches, por ejemplo.

¿Qué es lo que más le gusta del papel que interpreta en ‘El rapto de serrallo’?

—Lo que más me gusta de Konstanze es, indudablemente, su personalidad. Es muy fuerte mentalmente, honesta y consecuente con sus ideas y pensamientos. Es una mujer muy segura y decidida para hacer lo que quiere. Aunque tenga muchos problemas hace lo que sea necesario para arreglárselas siendo honesta consigo misma.

¿Cómo ha sido tener que prepararse los diálogos en alemán?

—Hemos tenido muchísima suerte de hacer esta ópera en Bilbao porque han puesto a nuestra disposición un coach de alemán para preparar los papeles y los diálogos y esto, desgraciadamente, no es muy común en otros lugares. Cuando supe que teníamos esta figura sentí un gran alivio y no puedo más que dar las gracias por el trabajo que está haciendo. Es un coach muy, muy bueno, es muy positivo y no te hace sentir una idiota mientas estás trabajando con él. Te lo dice todo de muy buenas maneras, todas las críticas son constructivas y eso nos ha ayudado mucho. Es cierto que solo también puedes preparártelo, pero de ningún modo de la misma forma. Ha sido muy beneficioso.

¿Qué papel juega Mozart para usted?

—No ha sido un compositor muy frecuente a lo largo de mi carrera, pero este año voy a estar haciendo conciertos de Mozart y grabando canciones así que cada vez se está volviendo más habitual en mi carrera.

En abril debutará con el papel de Norma, de Bellini. Ha esperado mucho tiempo para dar el paso, ¿cómo se siente ahora que ha decidido interpretar el papel?

—Me siento realmente bien. Ha sido una decisión que he tardado tiempo en tomar porque que sentía que tenía que dejar que mi voz y yo maduráramos. Es un personaje maduro, por lo que no veía que yo, siendo más joven, pudiera interpretarlo como merece. Cuando era más joven interpreté parte del papel y me gustó mucho, pero aquel no era el momento de hacer el papel entero sobre un escenario. Al fin y al cabo, el personaje ha sido abandonado por su marido para irse con una mujer más joven, la idea de matar a sus hijos se le pasa por la cabeza y para interpretar todas estas cosas de forma que lleguen al público de la forma más honesta tienes que haber vivido ciertas experiencias. No he pensado en matar a ningún niño (risas), pero sí que creo que es necesario haber vivido para encarnar a Norma. En los últimos cinco o seis años he estado interpretando otros personaje de peso vocal similares y eso me ha ayudado. También el papel de Konstanze me ha ayudado mucho a prepararme porque es un registro similar y tiene también un carácter parecido.

Lo apostó todo dejando Australia para ir a Italia para triunfar y lo ha conseguido. No habrá sido un camino fácil, imagino.

—No, para nada, pero no creo que lo sea para nadie. Es un mundo duro, especialmente al principio, porque es muy competitivo y aún cuando te has hecho un nombre, sigue siendo duro. Tenía muy claro que quería dedicarme a esto y sabía cuál tenía que ser mi camino. Me daba igual tener o no dinero, sabía que quería ser cantante de ópera. Quizás ahora no lo haría, pero cuando eres joven y tienes las cosas tan claras como las tenía yo haces verdaderas locuras para conseguir tus sueños.

¿Cuándo supo que quería dedicarse a la ópera?

—Mi padre es cantante de ópera, es tenor, por lo que para mí siempre fue algo natural y normal, así que en mi caso no hubo una decisión como tal, simplemente siempre supe lo que quería ser.

Usted pertenece a una familia de músicos. Como ha comentado, su padre era tenor, su madre artista y usted toca la trompeta desde muy pequeña. ¿Cuánto de importante cree que ha sido esto para su carrera?

—Creo que fue esencial para mí porque mi padre me trasmitió cómo tenía que estudiar, cómo tenía que prepararme. Desde que era pequeña me enseñaba melodías largas y complicadas, siempre hizo que la música formara una parte más de la familia y de mí misma. De él aprendí también cómo prepararse mentalmente. De mi madre, por su parte, aprendí a pensar de forma creativa y conceptual, y eso fue un muy buen trabajo y una suerte para mí.

Es considerada una de las mejores sopranos del mundo, ¿le queda algo por conseguir?

—Uy, mucho (risas). Acabo de grabar mi primer disco, Delirio, en el que me he centrado en Bellini y Donizetti porque ambos lucharon con distintos grados de salud mental y encuentro mucha honestidad en los personajes que crearon. Ahora estoy grabando el segundo, dedicado a Rossini y grabado con los Solisti Filarmonici Italiani. Pero además de eso tengo mucho otros proyectos.

Es evidente que disfruta sobre el escenario. ¿Lo hace también como público en la ópera?

—Sí, por supuesto. Me encanta ir a la ópera y lo disfruto muchísimo, siempre me ha gustado.

Además de llegar a la gente a través del canto, también lo hace a través de acciones sociales como su labor de concienciación sobre el abandono de animales. ¿Cómo surgió esta idea?

—Adopté a Fede, un perro que habían abandonado en la calle, que tenía solo un ojo y una pierna rota y él se convirtió en el protagonista de un libro que mostraba cómo había cambiado su vida tras haber sido adoptado y a su vez hablábamos de la ópera para acercar este mundo a los más pequeños.