“Las canciones te salvan la vida, cualquier estado de ánimo”, asegura Mikel Erentxun. El músico vasco sabe de lo que habla a sus 58 años, 40 de ellos dedicados a la música, en solitario y con Duncan Dhu. Ahora abre nueva etapa con Septiembre (Warner), un doble disco con 18 canciones, colaboradores jóvenes y cuyo germen surgió de la composición al piano por primera vez en su carrera. “El detonante del disco ha sido Elton John”, reconoce en entrevista a DEIA. Erentxun ansía ya subirse al escenario en la gira que iniciará en el Kafe Antzokia de Bilbao el 3 de noviembre. “En este disco miro hacia atrás, sí, pero con un pie en el pasado y otro en el presente”, apostilla.

Viene de ‘Amigos de guardia’, antología grabada junto a muchos amigos que funcionó muy bien.

Es el proyecto más exitoso de mi trayectoria fuera de Duncan Dhu aunque las ventas actuales no tengan nada que ver con las de hace 30 años, cuando el disco Naufragios vendió infinitamente más. Era otra época, pero la crítica, más de 100 conciertos, 40 en Estados Unidos, dos años de gira, el premio Ondas… Ha sido muy bonito vivir cosas que nunca me habían pasado.

¿Buscó con él un final de etapa?

Sí, fue un punto de inflexión que me reconcilió con mi pasado discográfico con Duncan Dhu, por un lado, ya que me mostraba reacio a tocar aquellas canciones. He visto que no tiene nada de malo hacerlo 30 años después y que debo sentirme orgulloso de ellas. Y por otro, reconciliarme con el Mikel en solitario porque siempre creí no estar a la altura del grupo. He visto que sí tras tocar estos dos últimos años. Ahora puedo empezar a pensar en el futuro.

¿Abre otra vía en su carrera?

Totalmente. Tras grabar 27 discos, he empezado a tocar el piano y he compuesto casi todo el repertorio nuevo con él. Además, lo tocaré en directo. Es algo nuevo, como empezar de cero.

¿Ha notado un cambio en las canciones por ello?

Muchísimo. Tiene un lenguaje distinto a la guitarra y llevaba toda la vida con ella. El piano permite otro tipo de texturas y caminos, así que siento que me repito menos. El piano es ahora el instrumento rey, algo impensable en mí, ya que la imagen que he proyectado es la de un chico pegado a una guitarra acústica. Para mí es un reto tocar el piano y alternarlo en vivo con la guitarra. Incluso salgo con él en la portada de Septiembre.

¿Buscó componer al piano?

Surgió accidentalmente en pandemia. Durante el tiempo libre del confinamiento descubrí al Elton John de los 70 tras ver la película Rocket Man. No me gustaba su música de los 80 pero al indagar una época atrás vi que había hecho cinco discos buenísimos entre 1969 y 1975. Y me compré un piano. El detonante de este disco es Elton John, aunque él no lo sepa (risas).

En el pasado ha trabajado con The Attractions, Robert Quine… Ahora, incorpora nuevos colaboradores. ¿Temor a repetirse?

Es fundamental tenerlo. Lo hicimos con Duncan Dhu desde el inicio, queríamos probar cosas nuevas. Fíjate lo que supuso el disco Supernova. Siempre me ha gustado mirar hacia adelante y no vivir de las rentas. Contar con gente de Rufus T. Firefly y de Remi, dos grupos emergentes de otra generación, me aporta muchísimo. Ya me pasó con los invitados de Amigos de guardia, la mayoría eran más jóvenes que yo. Fue curioso porque yo les seguía a ellos, pero me sorprendió agradablemente que les gustara mi música. Pensé, erróneamente, que tendrían una visión negativa de mi obra.

¿Por qué razón?

En los 90, la época floreciente del indie, coincidió con la más mainstream (mayoritaria y exitosa) de Duncan Dhu. Estábamos en 40 Principales y se abrió una brecha entre ambos mundos que ahora ya no existe. No te podíamos gustar nosotros si te gustaban Los Planetas. Crecí con eso, pero he visto que gustaba a Rufus, Viva Suecia, Anni B. Sweet… Xoel López me dijo que la primera canción que tocó con guitarra fue Cien gaviotas. Descubrí el respeto de la gente joven, y por eso trabajo con ellos, porque me dan energía y me sacan de la zona de confort. Hacer tres discos con Paco Loco, por ejemplo, fue maravilloso.

¿Cómo se han concretado las colaboraciones?

Con Julia y Víctor Cabezuelo, de Rufus, y Dani y Sam, de Reme, hicimos una banda y ellos han producido, hecho arreglos y tocado en el nuevo disco. Lo grabamos en vivo, todos juntos en estudio, analógico total aunque haya recordings. Fiel al concepto de que no todo vale, a cómo se grababa antes.

Ofrece 18 canciones. Eso es hiperactividad.

(Risas). Y he dejado fuera muchas, ya que iba a ser un triple de 30 canciones. No se hizo por logística y dinero. Ya siendo doble va contra natura en tiempos de consumo rápido y de canciones individuales. Me gustan los discos con discurso y el concepto de álbum con inicio, desarrollo y final. Hasta el orden de los temas tiene su razón.

¿Dónde compuso el disco? Hay referencias a Donostia y a Cádiz.

La inmensa mayoría en San Sebastián, aunque alguna sí está ubicada en otros puntos geográficos como Cádiz. Es como mi segunda residencia desde hace años. En otra me refiero a los aeropuertos, los odio, me resultan muy tristes.

Muchas canciones son cortas, de un minuto. Como si hubiera ido a la esencia, al hueso.

En esos casos, sí, ya que hay dos que son muy largas. Cuando una canción no necesita más es absurdo estirarla; y al revés, igual. Ladridos en el pecho, por ejemplo, nos pedía un largo desarrollo, no podía acortarla.

‘Cuando éramos ayer’ funciona casi como una suite, ¿es como una jam session?

Esa era la idea. La escribí para cerrar el disco, era como la cara b del Abbey Road de The Beatles. Uní tres pequeñas canciones en una suite, algo muy 70s, de ópera rock.

Hay una mirada retrospectiva al rock y el pop de los 70.

Musical, estéticamente, el sonido, la producción… todo es años 70, mi época favorita de la música. Miro hacia atrás, con un pie en el presente y otro en el pasado.

¿Volver a la juventud, al sentimiento en el que todo lo veíamos nuevo?

Lo increíble es mantenerlo a los 58 años, y de ellos casi 40 en la música. Es que me siento así con el piano y junto a gente joven. He rejuvenecido.

“Las canciones vuelan; y el calendario también”, canta.

(Risas). El paso del tiempo es algo que me persigue. Lo llevo bastante mal y hablar de ello o cantarlo me evita sesiones de psicólogo.

Hay muchos ambientes con aires a George Harrison y The Beatles.

Las influencias son muy claras, y la mayor es The Beatles después de The Beatles. O sea, Harrison y Lennon en solitario, y los Wings de McCartney. Súmale Elton John y algo de Marc Bolan y T. Tex.

Sí, ‘Tren a Marte’ es puro glam.

Eso es. La más Harrison es Los días que no vivimos, con los mismos acordes y ambientes que My Sweet Lord. Hay muchos guiños a viejas canciones.

Y a ídolos fallecidos como Lou Reed, Bowie, Tom Petty…

Es que mi mundo de referencias se está acabando, los que citas, Eagles, Leonard Cohen… Quedan pocos: McCartney, los Stones, Springsteen, Neil Young, Tom Waits, el mejor de todos, Dylan…

Hay más influencias ‘british’ que estadounidenses.

Si Amigos… se acercaba a la Americana, pero este es un disco muy británico. Siempre he mirado a ambos lados, pero ahora miro más a Gran Bretaña.

Hay amor, ausencias, desconcierto, desesperanza, fuego y sueños… Muchos estados de ánimo.

Por eso se llama Septiembre, un mes de mareas vivas con viento y cambios de ánimo. Llueve, hace calor, frío… Es un mes de contrastes, como estas letras. Es una metáfora que se ajusta bien al contenido. Mis discos tienden a ser más melancólicos, pero este ofrece también temas fuertes y otros más románticos. Así es la vida.

¿‘Oh Siena’ está dedicada a su hija mayor? Parece que levanta el vuelo.

Eso es, vuela, pero tiene la luz encendida en su cuarto para volver. Es muy especial, se fue a estudiar a Mineápolis en 2022. Tiene una gran carga emocional, como Pensando en ti, que dedico a Pau Donés. En ambas hay una persona detrás. El protagonista de las otras 16 soy yo.

Hay un tema titulado ‘Una canción’ y en otra habla de ellas. ¿Nos pueden salvar la vida?

Las canciones te salvan la vida y los bajos estados de ánimo. No concibo mi vida sin ellas, siempre hay una para cada momento.

Va a ser difícil presentar el disco, demasiadas canciones…

Voy a seguir con mi banda de los últimos tiempos y en momentos puntuales incorporaré algunos de los colaboradores del disco. ¿En Bilbao? Ya veremos, es el inicio de la gira, espero tener algún invitado. Volvemos a iniciar en Bizkaia, como la anterior, porque me trajo suerte. Tengo un punto supersticioso (risas). La previsión es alternar piano y guitarra, y cantar unas 10 de las nuevas y otras tantas antiguas con el nuevo sonido.

Apenas va a descansar.

Tienes razón, la gira actual concluye el 30 de septiembre y la nueva se inicia el 3 de noviembre. Me apetece mucho, estoy con ganas.

¿Nos despedimos hablando del Athletic y la Real?

Cometí el error de hablar mal del Athletic en su día y ya pedí perdón. El tema está arreglado. Hace días volé con Valverde al lado, y fue maravilloso. Es absurda esta rivalidad y que quede claro que soy de la Real y que siempre quiero que gane, pero no soy anti Athletic. l