La pandemia proporcionó a Luz Casal tiempo para la reflexión y la composición de su disco actual, Las ventanas de mi alma, que, en parte, es fruto de las 2.000 llamadas telefónicas que realizó, unas conversaciones con sus seguidores que le dejaron una lección sobre “la importancia de escuchar”. Tras actuar en Grecia y Francia, la cantante llega a Bilbao con dos conciertos en el Arriaga, hoy y mañana, con la colaboración de DEIA y las entradas agotadas. “Ahora escribo y hablo con más franqueza sobre cosas que son muy íntimas”, explica sobre sus últimas canciones esta artista y mujer rebelde que reconoce que “siempre he ido a mi aire”.

Ha iniciado la gira en Francia, donde sé que es una estrella, pero también ha pasado por Grecia.

Voy allí también desde hace unos 15 años y menos en el campo de fútbol de Atenas, he actuado en muchos sitios para aforos de unas 5.000 personas. Incluso en el teatro de la Acrópolis, donde he estado unas cuatro veces. Y el público es muy agradecido y cariñoso aunque no es tan fácil tocar allí. No es como ir a Portugal, en Grecia no te entienden. Y después fuimos a Francia, a donde volveremos, a Córcega, Bruselas...

La música no tiene barreras.

Así es, yo he escuchado toda mi vida canciones en otros idiomas y no pasa nada. Si las letras tienen interés mola conocerlas porque son la mitad de una canción, pero si eres capaz de transmitir la sensación de esas palabras llega a la gente aunque no sepan lo que cantas. A mí me ha dicho que se ha estremecido gente que no sabe castellano gracias a los ambientes, arreglos y sonidos de canciones.

Tendría ya ganas de iniciar una gira sin mascarillas ni restricciones.

Sí. Acabamos la anterior el 7 de abril, justo antes de la pandemia. Estábamos satisfechos, pero el coronavirus me dio la oportunidad de trabajar muy concentrada y de escribir y componer muchas cosas. Y ya con material nuevo, lo que quiero es enseñarlo y ver qué le parece a la gente.

Le canta a ‘Un lugar perfecto’ en el último disco. ¿El escenario lo puede llegar a ser?

Sí, pero es un espacio muy poco seguro. Hay que estar muy alerta y concentrada siempre; puede ser muy amable y muy traicionero también (risas). En mi caso, tengo un repertorio tan amplio en estilos que tenemos que estar muy concentrados todos, ya que ofrezco mundos muy diferentes que a veces van pegados.

¿‘Hola, qué tal’ fue el arranque de este disco? ¿Qué papel tuvo la pandemia en su génesis?

“La música ayuda siempre aunque ahora tenga menos carácter revolucionario. Sí modifica hábitos, la manera de vestir, de actuar...”

Tenía varias letras antes, como la de La inocencia, por ejemplo. Al estar en un espacio pequeño con pocos elementos y distracciones, surgió Hola, qué tal. Fue la consecuencia de escuchar a mucha gente. Y compuse Suave es la noche, Dame tu mano, Un lugar perfecto… Me dio tiempo a rematar cosas y desarrollar canciones como Antes que tú, de la que tenía el título tiempo atrás. Quise hacer una canción irónica sobre el éxito.

Se impuso un trabajo diario.

Sí, cada día y durante dos meses hablé con la gente, además de leer los mensajes que me enviaban para que comunicara con un novio o madre, y por qué razones me lo pedían. Fue una experiencia enorme.

¿Qué lecciones extrajo?

La importancia de escuchar al otro. A veces, solo con poner tu oído estás haciendo un gran favor a una persona. La gente me contó intimidades que me dejaron perpleja, y vi que había muchas situaciones de ansiedad y soledad. En la canción Dame tu mano, la suma de uno más otro diluye las dificultades y te hace poderosa.

¿Necesitamos un golpe de timón y ponernos en la piel del otro, como canta en el disco?

Eso, en mi caso, es una constante cuando no me gustan las cosas (risas). En esa situación, me voy a otro lado. Hay veces en el día a día que deberíamos hacerlo. Si estamos en una carretera que es un coñazo, ¿por qué no coger otra? Para mí, es una necesidad que aplico mucho, no me da miedo cambiar de dirección.

En una canción rima en asonante la palabra ‘ira’ con ‘salida’. Las contrapone.

Suelo tener cuidado porque la letra es muy poderosa. Me puedo saltar las reglas, pero sea rima asonante o consonante tienen que producir que la frase se dirija hacia donde quieras tú, y que sea atractiva musicalmente.

¿Este disco es el ‘striptease’ creativo más evidente de su carrera?

En lo musical no sé, no tiene tanta desnudez y ofrece los dos polos opuestos de siempre, desde mi debut, que incluía Detrás de tu mirada y Eres tú. Sí es cierto que ahora escribo y hablo con franqueza sobre cosas que son muy íntimas, como la enfermedad del peso del rencor, que no me dejaba avanzar. Eso sí es un striptease emocional, reconocer un defecto de la hostia; y no tener apuro al cantarlo. En letras sí he sido más explícita que nunca. Yo siempre defiendo mi carácter como intérprete, pero las canciones ajenas de mi repertorio no las escojo porque sí, sino porque me representan. Para mí, es indispensable y no las canto si no las siento. No sé cantar algo que no siento o no sé querer.

Vamos, que ya no le da miedo mostrarse vulnerable.

No, no. Busco la expresión más completa de mi ser como cantante y no veo por qué tendría que esconder cosas que no son las más bonitas. Es como cuando te dicen: “qué guapa”. Si me hubieras visto hace media hora… La perfección está en mostrarte en todos los aspectos. Además de que es más interesante a nivel expresivo o artístico que exista el abanico completo de tu personalidad: fuerte, débil, estupenda, un horror…

Y su deseo se traduce en el título del disco, ‘Las ventanas del alma’, y en su portada, en la que abre su pecho y tiene reminiscencias de Dalí.

Lo de recordar a Dalí es la primera reacción de mucha gente aunque no lo habíamos pensado así. Bueno, bienvenida sea porque Dalí es uno de los mejores artistas mundiales. Lo que buscamos es que fuera bello, que ayudara al oyente a prepararse para el contenido del disco. Yo aprecio las portadas de discos elaboradas y atractivas por imagen, color…

La vieja escuela defendía que la portada es parte importante de un disco, obra de arte global.

Es algo que no me preocupa porque siempre he ido a mi aire, transitando por el camino que crea. No me fijo, ni comparo. Busco la belleza, es algo importantísimo en mi vida, y puede estar en unas bolsas de basura tiradas en la calle. Cuando enseñas cosas importantes en las canciones como tu vida tienes que acompañarla, maquillarla y vestirla de la manera más bella posible.

El disco se cierra con ‘Un poco más de amor’, una canción aparcada años y cuya letra firmó Carmen Santoja, de Vainica Doble.

“Queremos que la gente lo pase bien, y si quieren escuchar ‘Rufino’, pues la canto. Cuento con una banda cojonuda”

La grabé en las sesiones del disco A contraluz, estaba incluso mezclada. Provocaba tensión al oyente, como un golpe, y la aparqué. Tras surgir el conflicto de Ucrania, la volví a oír y la sentí como un puñetazo en la cara, pero la hemos vuelto a grabar. Tiene una letra poderosa, en la que se pide más amor y cariño, no tanta porquería y guerra. Hay canciones que me representan como ser humano y mujer, pero esta va más allá, nos incumbe a todos y, además, sigue reflejando nuestro presente de forma acojonante. Y parece pedir un deseo, que ocurra pronto un milagro.

¿Mantiene todavía ese sentimiento hippie de que la música puede ayudar a cambiar las cosas?

La música ayuda siempre aunque ahora tenga menos carácter revolucionario. Sí modifica hábitos, la manera de vestir, de actuar y el propio lenguaje. Y sí, no todo está bien y por tanto es necesario modificar o cortar de raíz ciertas cosas.

¿Qué encontrará la gente en Bilbao?

Un repaso a las canciones que la gente espera siempre, sí o sí, con especial atención a las de este último disco. Queremos que la gente lo pase bien, y si quieren escuchar Rufino, pues la canto. El concierto es muy entretenido y cuento con una banda cojonuda que me da lo que les pido en lo musical. l