El año que el Museo Guggenheim Bilbao celebró su décimo aniversario, 2007, expuso la obra de Anselm Kiefer, uno de los más importantes y aclamados artistas alemanes. La muestra, que incluyó una selección de obras creadas en la última década y pertenecientes a los fondos del artista, a colecciones públicas y privadas, y a la Colección del Museo Guggenheim Bilbao, estuvo comisariada por Germano Celant, Conservador Jefe de Arte Contemporáneo del Solomon. R. Guggenheim de Nueva York.

Organizada temáticamente, fueron más de 100 obras, entre conjuntos y trabajos individuales, los que se expusieron, conjugando a la perfección el poder emocional de las creaciones de Kiefer con el edificio de Frank Gehry.

Kiefer, uno de los creadores fundamentales de nuestro tiempo, nació en 1945 poco antes del fin de la II Guerra Mundial y creció siendo testigo de la destrucción de la guerra moderna, de la desmembración de su país, de la reconstrucción de una nación dividida y de la lucha por su renovación.

Una pieza de la muestra

Desde el convencimiento de que no existe una verdad sino interpretaciones diferentes, Kiefer constantemente cuestiona en sus obras el lugar que ocupa el ser humano dentro del cosmos y analiza las interrelaciones entre la historia, la mitología, la literatura, la identidad y la arquitectura alemanas. Como resultado de todo ello, sus obras presentan superficies con múltiples capas, tan complejas y fragmentadas como los temas que tratan.

En la muestra expuesta en Bilbao estuvieron presentes temáticas, además de las religiones y la mística, la filosofía, la ciencia, la naturaleza o la alquimia, sus referencias literarias y poéticas, desde la filosofía de Martin Heidegger (1889-1976) y Friedrich Nietzsche (1844-1900) y los escritos de Paul Celan (1920-1970), Jean Genet (1910-1986) o Ingeborg Bachmann (1926-1973), hasta la música de Richard Wagner (1813-1883), figuras a través de las que cuestiona y aborda aspectos fundamentales de la experiencia y condición humana.

Entre la amplia selección de obras destacó las intervenciones monumentales de Kiefer, es decir, aquellas obras que el artista concibió para exponerse en lugares concretos cargados de referencias históricas, religiosas o culturales, entre las que se encontraba su propio estudio en Barjac, estableciendo una fuerte interacción con la arquitectura.

Parte de la muestra

Obra a destacar:

Una de las particularidades de la muestra fue el desolado paisaje de invierno de escala monumental -15 metros de altura-, cuya verticalidad interactuaba con el espacio creado por Frank Gehry.