Investigadores de la Universidad Johns Hopkins y de la Universidad de Washington (Estados Unidos) han publicado un nuevo trabajo en 'PLOS Biology' en el que, con retinas humanas cultivadas en una placa de Petri, descubrieron cómo una rama de la vitamina A genera células especializadas que permiten a las personas ver millones de colores, una capacidad que los perros, gatos y otros mamíferos no poseen.

Estos hallazgos aumentan la comprensión del daltonismo, la pérdida de visión relacionada con la edad y otras enfermedades relacionadas con las células fotorreceptoras. También demuestran cómo los genes instruyen a la retina humana a producir células específicas que detectan el color, un proceso que los científicos pensaban que estaba controlado por las hormonas tiroideas.

Al modificar las propiedades celulares de los organoides, el equipo de investigación descubrió que una molécula llamada ácido retinoico determina si un cono se especializará en detectar luz roja o verde. Sólo los humanos con visión normal y los primates estrechamente relacionados desarrollan el sensor rojo.

Durante décadas, los científicos pensaron que los conos rojos se formaban mediante un mecanismo de lanzamiento de moneda en el que las células se comprometen al azar a detectar longitudes de onda verdes o rojas.

Sin embargo, esta nueva investigación sugiere que los conos rojos se materializan a través de una secuencia específica de eventos orquestados por el ácido retinoico dentro del ojo.

Asimismo, el equipo descubrió que los niveles altos de ácido retinoico en el desarrollo temprano de los organoides se correlacionaban con proporciones más altas de conos verdes. De manera similar, los niveles bajos de ácido cambiaron las instrucciones genéticas de la retina y generaron conos rojos más adelante en el desarrollo.

Los científicos aún no comprenden completamente cómo la proporción de conos verdes y rojos puede variar tanto sin afectar la visión de una persona.

Por ello, para comprender mejor algunas enfermedades oculares como la degeneración macular, que causa la pérdida de células sensibles a la luz cerca del centro de la retina, los investigadores están trabajando con otros laboratorios de Johns Hopkins. El objetivo es profundizar su comprensión de cómo los conos y otras células se vinculan con el sistema nervioso.