CUANDO el director general del Grupo ALSE, Jon Ander Elorriaga alzó su copa de champán invitando a hacer lo propio a la concurrencia para pronunciar las palabras de bienvenida dejó una frase en el aire: “Llegamos con buena salud a los cuarenta años”. Visto las cifras y los proyectos que desgranó (avanzó, incluso, la incursión en el sector de la limpieza, secreto que asombró a más de una persona...) se diría que la empresa va más allá de la “buena salud”. Con la felicidad que corría por los salones de San Mamés – la más grande posible descontado, claro está, un gol de los leones...– casi puede hablarse de la hermosa edad de oro de los cuarenta. Quizás sea un punto atrevido decirlo así si se considera que la primera palabra que aparece en el vídeo promocional que decoraba sus palabras con ilustraciones audiovisuales era Future. Sonaba a un guiño hacia un porvenir más fecundo aún.

Usemos las palabras de la propia empresa para explicarles qué es el Grupo ALSE. “Llevamos 40 años (1983-2023) aportando nuestro know-how y experiencia en servicios de seguridad y servicios auxiliares, tecnológicamente avanzados, a empresas y organizaciones. El disponer de nuestra propia área tecnológica, nos permite desarrollar de forma constante y continua todo tipo de soluciones innovadoras con las que ofertar propuestas integrales 360 en materia de seguridad y servicios auxiliares”. ¡Chimpún!

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El Grupo ALSE celebra la gala de sus 40 años de vida con un emotivo encuentro José Mari Martínez

Le acompañaban en la primera línea Roberto Ruiz, Héctor Labeaga, Idoia García, Jorge Gala y Javier Luengo, compañeros de despachos, y junto a ellos una buena representación de la empresa. Parecían una gran familia, si se considera, además, que algunas de las bolsas de viaje que se entregaban a los asistentes tenían una peculiaridad: las destinadas a los trabajadores de la compañía llevaban tatuadas las iniciales de cada uno de ellos. Una forma de personalizarlas y de enviar un mensaje: se os aprecia.

Lo agradecieron, supongo. Pero intuyo (no hay que usar una bola de cristal para semejante visión...) que lo más celebrado de la tarde fue una multitudinaria visita guiada en tres tandas por las entrañas de San Mamés con santuarios tan secretos como el palco de San Mamés, la sala de prensa, ¡los vestuarios del primer equipo! (en el descenso a ese paraíso algunas voces expresaban su deseo de sentarse en bancos tan calientes como los de Unai Simón, los hermanos Williams o Sancet entre otros...) y las escaleras que dan césped de La Catedral. Cuántos de los presentes no hubiesen dado lo que tuviesen para haber subido por ahí a la edad pertinente y con el encargo de marcar a nosequién o un gol.

Además de la gente ya citada a la cita no faltaron nombres de la talla de Joseba Aurrekoetxea, Juan Ignacio Añibarro en nombre del Athletic; Xabier Basañez, acompañado por Roberto Zabala y Bittor Lauradogoitia, en nombre del BEC; Eduardo Ledesma y Josu Echeandia, de Metro Bilbao; Mikel Arieta-Araunabeña, de la Cámara de Comercio y Aitor Argote, de Mercabilbao, Txaber Ouro, Raúl Merino; Rebeca Buendía, María Barturen y Jon García Portilla, de Barrilero y Asociados; Nora Sarasola, de BBK; el director general de Editorial Iparraguirre, Javier Andrés, y el director de desarrollo de negocio de DEIA, Ibon Mujika; Ander Sopelana, Joseba Goikouria, Itxaso Urkiza, Alberto Ruiz de Azua, Begoña Arteaga, Iñaki Arenado, Juanjo Quiñones, Javier Hurtado de Mendoza, Joseba Urbieta, Egoitz Etxaniz; José Antonio, María Pilar y Javier Elorriaga, Esther Apraiz, Gaizka Aldeiturriaga, Alez Zarraga, Aitor Villa, Antonio Aguirre, Alejandro Urien y Juan Carlos Artiñano, Andrea Solbiati, Fernando Uriondo, Josu Artetxe, Aitor Bilbao y una larga nómina de nombres propios que disfrutaron, a buen seguro (quédense con el detalle...), de una tarde noche feliz.