El pequeño Ekhi es un amigable tigre que va muy cerquita y, con mucho desparpajo, de unos aventureros que organizan safaris. No es África. Es Algorta y sólo una de las múltiples estampas ficticias generadas por el Carnaval en el barrio de Getxo, la zona que se pone el disfraz este fin de semana, en el segundo bote de esta celebración descarada en Bizkaia. Ekhi es un niño simpático que ayer caminaba junto a su familia por el centro de Algorta, el punto neurálgico de la fiesta que gira este año en torno a los oficios. El viernes empezó la marcha, que vivió ayer su ebullición y que reserva para hoy todavía varios ingredientes –algo fuera de órbita para los resacosos–.

Así que Algorta conformó su particular bolsa de empleo. Poca seriedad y muchas ganas de pasarlo bien y de disfrutar, por lo que a ver quién fue contratado... Butaneros, telepizzeros, camareros, apicultores con abejorros humanos txikitajos, astronautas, unos cuantos profesores de laboratorio que, por lo que sea, fracasaron en sus experimentos –véase los pelos que se les quedaron tras la explosión de las probetas–, también andaba Flubber por ahí, de hecho. Tomando algo en la avenida Basagoiti estaba el cocinero David Muñoz, junto a otros compañeros de fogones. Muy lograda esa cresta emulando el característico look del chef. Había más curros: policías, azafatas y pilotos de avión, pintores, pescateras, enfermeras, jugadores de fútbol americano, pilotos de automovilismo, y hasta un redactor de una revista comarcal iba disfrazado de periodista de guerra, con su chaleco protector y las letras de Press (o sea, mucho más mimetizado en el ambiente que la arriba firmante). También, por supuesto, iba gente caracterizada a su bola: dulces princesitas –¿o eso es un trabajo?–, flores, monstruos, animalitos varios –en Sestao fueron los animales los que se disfrazaron, ¡vaya lío!–...

“Nosotros no éramos mucho de Carnaval, pero al final, con los críos te lo tomas de otra manera y te animas porque a ellos les gusta mucho”, admitía Ane en la plaza San Nikolas, tras participar en la kalejira de la mañana. Lo cierto es que salió un día primaveral en febrero, y al sol se estaba a gustísimo. Es más, metros más abajo de la cita con Don Carnal en el corazón de Algorta, el Puerto Viejo estaba, al mediodía, a reventar de gente aprovechando el buen tiempo y el excelente rincón que es esta zona de Getxo. Unas cervezas, unas rabas, unos cafecitos y lo que se terciara.

Pero los vecinos de Algorta fueron fieles a su Carnaval. También saboreando la gastronomía y la bebida de los establecimientos hosteleros, que, además, tanto el viernes como anoche, pudieron abrir una hora y media más de lo habitual. Pero antes de la fiesta nocturna –que esa sí atrajo a visitantes de otros municipios–, el barrio se volcó con la comida de familias y de txikis, que tuvo lugar en las escuelas de Zabala (14.30 horas), y con la de cuadrillas en San Nikolas (15.00 horas). El desfile comenzó a las 18.00 horas y el reparto de premios se produjo a las 19.00 horas. La música fue protagonista durante todo el día y también por la noche, con los conciertos de Pink Houses y Mambo Express y con DJ en la plaza del Casino.

Las Arenas también se atusó la peluca, se colocó el tutú y se puso la careta ayer en una fiesta más en familia, pero con la que el barrio sonrió gracias a la organización de Berantzagi Dantza Taldea.

Unos kilómetros más lejos en la comarca, Plentzia también se desmelenó al son de sus carnavales temáticos; esta vez, de países y con la recomendación de “no escoger un disfraz que represente la identidad cultural o étnica de otra persona, para así evitar estereotipos raciales y étnicos, sino eligiendo elementos que representen otros países y pueblos”, como indicó la comisión de fiestas de la villa.

Los últimos destellos carnavaleros en Algorta asoman hoy con talleres y juegos, de la mano de Argia Fundazioa, el desfile de carnavales vascos, con Agurra Dantza Taldea, y la txistorrada en el frontón.