De numerosos balcones de Mundaka comienzan a colgar pancartas alusivas a su tradicional Aratuste, que este domingo volverá a llenar de música y buen ambiente la pequeña anteiglesia. La localidad costera cuenta ya las horas para que llegue el que es denominado como el mejor día de los mundakarras, como reseña la canción carnavalesca local por excelencia. Dos centenares y medio de atorras por la mañana –a partir de las 12.30 horas– y otro centenar y medio de lamias por la tarde –nada más caer el sol, a las 18.30 horas– desfilarán en una de las citas carnavalera más representativas en Euskadi.

Un pasacalles de los txistularis locales a las 10.00 horas servirá para anunciar que el Aratuste está a punto de arrancar. Y es que en apenas dos horas y media, los coprotagonistas de la jornada arrancarán con su pasacalles desde la plaza. Encabezados por Arkaitz Gorostiaga –director en esta edición–, entonarán famosas canciones locales como Enenden brai, Jo ta je, Herri maite, Betikolez o Aratuste, entre otras piezas, además de Arrapaladan, compuesta ex profeso este último año y que viene a contar los acontecimientos que han rodeado a la anteiglesia los últimos 12 meses. Entre otras ubicaciones, los atorras pasarán por Txorrokopunta, Goiko kalea, el Artza o el puerto, donde protagonizarán una de las más icónicas imágenes de la jornada. Su ronda, acompañada por una infinidad de instrumentos musicales –guitarras, mandolinas, timples, acordeones, violines...–, culminará sobre las 14.30 horas en el mismo punto desde el que arrancaron.

Lamias mundakarras, durante su pasacalles. I. F.

Del impoluto color blanco de la indumentaria de los atorras –dos faldas de mujer, una en la cintura y otra sobre los hombros, una funda de almohada en la cabeza y un pañuelo rojo para anudarlo–, a las 18.00 horas será el turno del color negro. No en vano, las mundakarras no se quedan a la zaga de los hombres, y como contrapunto cromático, al caer el sol llega el turno de las lamias. Personajes míticos que se decía que habitaban en la zona de Lamiaran, un paraje entre Mundaka y Bermeo, alrededor de 150 féminas completarán su pasacalles. Además de cantar, las lamias suelen bailar en su electrizante ronda. Ataviadas con una túnica de color negro de mangas anchas y melena larga blanca y la cara pintada del mismo color, en esta ocasión Leixuri Urrutia será la encargada de dirigirlas.

Ante el numeroso público que previsiblemente se pueda acercar en una jornada tan típica como la de Aratuste, Mundaka se blindará para evitar cualquier tipo de incidente. Así, la céntrica calle Goiko kalea –desde la curva de Galo hasta el consultorio médico– permanecerá cortada al tráfico desde las 11.00 a las 23.00 horas. En ese horario, las paradas de Bizkaibus en dirección a Bilbao-Bermeo y a Bermeo-Bilbao se trasladarán a la variante. Además, el colectivo de los atorras prevé constituir un grupo de voluntarios que ayude a organizar el pasacalles, a la vista de que en las últimas ediciones la afluencia de visitantes ha obstaculizado en algunas ubicaciones –plaza, Atalaya, Goiko kalea....– el normal discurrir del evento.

Además de en Mundaka, el colorido de los carnavales toma las calles de numerosas localidades de Busturialdea y Lea-Artibai como es el caso de Gernika-Lumo, donde este año se ha optado por la temática circense, o en Bermeo, donde la fiesta se alargará hasta el 17 de febrero –el día grande es el martes– y habrá diversas novedades como el pasacalle conjunto de los centros escolares de la villa o el sorteo entre los disfraces compartidos por las cuadrillas en las redes sociales municipales. En la comarca vecina, destacan las citas en Markina-Xemein –domingo 11– con la salida del hartza y la saragi dantza a cargo de Zerutxu Dantza Taldea; y Lekeitio, donde la estudiantina Aratuste Alaia saldrá en diversas ocasiones.

El apunte

Aratuste. La procedencia de los Aratustes mundakarras es lejana en el tiempo, si bien se desconoce cuando comenzó a celebrarse. Aun así, existen documentos de siglos anteriores –de 1844, más exactamente– en los que el entonces alcalde de la anteiglesia, Eusebio de Uribe, solicitaba permiso a las autoridades vizcainas para celebrar la afamada fiesta. Pero lo que está claro es que la cita se ha convertido en una de las celebraciones más identificativas del Carnaval en Euskadi.