“De mayor seré director de cine. Utilizaré una cámara y cintas de vídeo. Mi trabajo consistirá en hacer muchas películas”. El Raúl Barreras de 7 años que escribió estas líneas en el colegio está nominado once después para dos premios Goya: a mejor montaje por 20.000 especies de abejas y mejor cortometraje de ficción por su propia obra, Arnasa. Antes de la noche que puede consagrarle en el olimpo del cine, recibió otro premio que guardará en su corazón por provenir de las personas que le vieron nacer y crecer. El galardón Karrantza Naturala que también recayó en Karrantza Harana Mendi Taldea.

Los viajes junto a su padre en el reparto de la panadería o hacer los deberes en la ferretería mientras escuchaba a su madre conversar con la clientela del local le acercaron “a todas las realidades del valle”. Muchos se acuerdan de verle pegado al televisor del bar de su tío siguiendo la gala de los premios Oscar. Se descargaba programas de edición de forma autodidacta y se enfocó a esa fase creativa porque “siento que en el montaje las películas laten de la manera más profunda”. Sus profesores y profesoras “a los que tanto os debemos” también contribuyeron a forjar esa personalidad “sensible, inteligente, comprometida, con sentido del humor y humana que me cautivó no sólo desde el punto de vista de un montador, sino desde el de un amigo”, elogió la directora Estíbaliz Urresola.

Y es que le embargaba la “curiosidad”. “Cuando nos hablaba de que tardaba más de una hora en llegar en tren a Bilbao nos preguntábamos: ¿dónde estará Karrantza?”, rebobinó. Se encontró con un lugar “agradable, acogedor, elegante y discreto”, a semejanza del estudio de Raúl que encarna “una extensión de sí mismo”. “Ha sido muy atrevido al perseguir su sueño” hasta desembocar en una película que, según él mismo, “me ha cambiado la vida”. Un “aliado fundamental para mí en la sala de montaje, donde se toman las decisiones los directores entramos cansados”, admitió Urresola.

Antes de estudiar Comunicación Audiovisual en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid y la Escuela Internacional de Cine y Televisión de Cuba, Raúl Barreras cursó hasta Bachillerato en el colegio de Karrantza. Sus compañeros de clase y amigos le entregaron una fotografía de una de las salidas de aquellos años y, en nombre del equipo docente, Maibe San Nicolás expresó su orgullo. Con una prometedora carrera por delante, “ya te has convertido en un referente” le dijo, mientras él a duras penas podía contener las lágrimas.

A por su primera película

Tras editar alrededor de quince largometrajes de ficción y firmar pequeñas piezas, en 2022 escribió, dirigió, produjo, elaboró el guión y el montaje de Arnasa, su primer cortometraje producido profesionalmente, interpretado por Eneko Sagardoy y Zorion Egileor. Actualmente está embarcado en su primer largometraje debut, que se llamará La abundancia.

Bien podría servir de inspiración el valle, que tanto conoce Karrantza Harana Mendi Taldea. En el año de su vigésimo aniversario, el club cuenta con más de 200 socios y setenta licencias federativas y una mendi bira integrada en el circuito vasco de marchas de largo recorrido que sobresale en sus 19 ediciones celebradas en el calendario deportivo por la belleza de sus paisajes y excelente organización, como ha reconocido la federación.

En sus inicios acudieron en busca de consejo al grupo de montaña de Balmaseda. “Estoy orgulloso de cómo funcionáis”, trasladó Juan Mari González, uno de aquellos mendizales, que les regaló una fotografía enmarcada de la ermita de Kolitza. Pedro Galarza, creador de la añorada marcha de montaña Galarleiz, y que también mantiene una estrecha relación con el grupo, reivindicó sus orígenes carranzanos. De hecho, las dificultades logísticas impidieron que la mítica prueba se disputara en el valle en el lugar de en Zalla. “No existe un sitio en el mundo con tesoros como las aguas termales, Pozalagua y el Karpin tan cerca”, señaló.

En nombre de Karrantza Harana Mendi Taldea, Carlos Glaria puso en valor cómo “hemos transmitido una imagen positiva del municipio, aunque parezca que de cara al exterior no nos conocen, siempre hemos visto cariño hacia Karrantza”. “Para quien se coloca en el escaparate, a veces todo se traduce en pedradas”, reconoció estableciendo un símil con la curiosa historia del hallazgo del prisma románico de Ahedo (una reproducción se entrega en los premios Karrantza Naturala a modo de trofeo). En 2002, durante las obras de restauración de la iglesia de San Miguel quedó al descubierto que había dos caras más incrustadas en la fachada además de la que resultaba visible, “la más fea porque se le arrojaban piedras” al confundir los cuernos de la imagen de San Miguel con el demonio. Por eso, “es un honor que se reconozca a la gente con inquietudes” que contribuye a situar al valle en el mapa desde sus áreas de acción.

XVI Edición

Ganadores anteriores. Antes se premió a la obra ‘Así es el valle de Karrantza’, de Alfonso Ahedo y José María Cabrera, fundador de GUVAC (2006), la Sociedad Ciclista y la residencia de ancianos (2007), Jon Arana, la primera persona en bajar a la torca del Carlista y el apicultor Isidro Mier (2008), la asociación Gure Griña y la obra El noble y leal valle de Carranza (2009), la Euskal Jaia y la cultura pastoril (2010), María José Yarritu y Xabier Gorrotxategi y Carlos Santisteban (2011), Eugenio Altazubiaga y la coral Pozalagua (2012), José Antonio Cano y Miguel Sabino Díaz (2013), los médicos rurales Hilario Sanz y Alfonso Mier y los bomberos voluntarios (2014), Iñaki Astigarraga y Sergio González Ahedo (2015), Tere Ahedo y maestros y maestras de euskera (2016), Maite Paliza y Paco Dehesa (2017), Lunes sin sol e instituto Diego de Ahedo (2018), Karrantzako Jostunak y C.D. Karrantza (2019) y restaurante Casa Garras y Josu López Villalba (2023) después de los años de parón obligados por la pandemia.